Ayer, al menos dos analistas de medios observaban cómo en dos meses y diez días el nuevo gobierno ha tenido que ajustar anuncios o iniciativas que han generado apreciables niveles de rechazo en la ciudadanía.
El hecho de que en la misma jornada, dos perspectivas distintas coincidan en resaltar una suma de procederes poco asertivos y que al mismo tiempo registren esas situaciones incluso en forma algo parecida, sugiere que existe un punto de vista en la sociedad que piensa de ese modo.

Dirán que se habla de un gobierno que empieza, pero es al mismo tiempo el período de los amores, donde todo se perdona, con una oposición de un lado expectante, y del otro a la defensiva, inmersa en procesos internos, de evaluación u organización.

La cuestión es que relativamente temprano se advierten elementos que podrían devenir en indicadores y quizás tendencias sobre la Administración.

Los hechos, que algunos podrían considerar erráticos, son asociados a una estrategia comunicativa poco asertiva, que pone todo el foco en la figura principal desde un enfoque difusionista, sin profundo soporte en toda la estructura del gobierno.

La ciudadanía busca confianza en sus gobernantes, en la calidad de sus decisiones, marcadas por la viabilidad de las mismas. No está mal que una decisión sea enmendada, porque refleja que se escucha. Pero la corrección no puede ser una constante. El mensaje de impericia se torna sistémico y estimula dudas.

En el ejercicio del poder la iniciativa es clave. El tiempo apremia para la realización de las cosas, pero el accionar ligero puede provocar efectos contrarios a los deseados. Sopesar los anuncios y las decisiones finales, que haya correspondencia entre discurso y realidad es clave. No debe comunicarse una cosa para cambiar horas o días después.

Nada de esto tiene que ver con la crisis en desarrollo. La misma es solo un factor apremiante y obligante a la adopción de mejores decisiones.

La voluntad es importante, pero insuficiente para que haya frutos. La cautela y la disposición de los medios son necesarias para alcanzar los propósitos. Ajustar todos los dispositivos es fundamental para alzar el vuelo.

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