El mundo reacciona con alivio ante los resultados de las elecciones en los Estados Unidos. Ya el presidente Donald Trump tiene los días contados, aunque insista en litigar. Su naturaleza sugiere que no podía ser de otra manera.
La presidencia de Trump disminuyó el alcance del liderazgo de Estados Unidos y su continuidad terminaría arruinando su imagen, al margen de los daños que causaba a los vínculos con los aliados, como ocurría con la Unión Europea, que se sentía atropellada.

Con razón, ayer la agencia española Efe decía: La Unión Europea respira aliviada por la elección del demócrata Joe Biden como presidente y buscará restaurar con él unas relaciones muy deterioradas tras el mandato de Donald Trump, tras cuatro años de tensiones que han llevado al despertar europeo sobre la dependencia de otras potencias. Y espera que el nuevo presidente Biden “sane” a Estados Unidos de las heridas de la era de Trump.

Otros líderes han reaccionado con ánimo esperanzador, como el presidente iraní, Hasan Rohaní, que cree en que una nueva administración “compense los errores” de Trump con su política de sanciones. Cuba espera una relación bilateral “constructiva y respetuosa” . También en el continente, el presidente de Venezuela Nicolás Maduro expresó su disposición a dialogar con el nuevo liderazgo a instalarse en la Casa Blanca.

Sin embargo, Rusia no está optimista. Más bien inquieta. Vladimir Putin y Trump cultivan una extraña amistad personal. China, el “gran adversario” elegido por el presidente perdedor, mantiene un cauto silencio. El presidente electo durante toda su campaña fue muy duro frente al gigante asiático, incluso contra el presidente Xi Jinping.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), que fue muy atacada por Trump por su postura ante China por el manejo de la COVID-19, al extremo que retiró la membresía de Estados Unidos, recupera el aliento, pues el propio Biden adelantó que su país se reintegrará a esa organización.

Con el paso de los días, el mundo irá acostumbrándose al Estados Unidos que todos desean, como promotor de la libertad y la democracia, propulsor del desarrollo, abierto a las naciones y como uno de los garantes de la paz.

Esperemos que el nuevo liderazgo de la Casa Blanca sea digno de una gran Nación.

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