Imaginamos que las autoridades nacionales están muy conformes con el informe de la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) acerca del desempeño económico. Expuesto en un lenguaje sencillo, fácil de entender hasta por inexpertos, el panorama presentado es alentador.

Las observaciones confirman todo lo que dicen las autoridades monetarias sobre la economía y sus perspectivas, y las previsiones que deben ser adoptadas. En pocas palabras, la economía dominicana continúa con buen desempeño: tendencia al crecimiento sobre el 5%, disminución consistente del desempleo y bajas amenazas de inflación.

Pero, en el mismo lenguaje del Fondo, “persisten riesgos”. Los precios del petróleo, condiciones financieras más restrictivas de lo previsto y una demanda externa más débil de lo esperado. Nada extraño a los debates nacionales.

Hay que imaginar que las autoridades concuerdan en que “el principal desafío… es acelerar las reformas a fin de crear resiliencia contra estos riesgos, elevar el crecimiento potencial y reducir aún más la pobreza y la desigualdad”. En todo eso hay un consenso nacional. Falta que se acometan las medidas para lograrlo.

El Fondo valora las medidas para mejorar el desempeño fiscal. Igual, como señalan la mayoría de los expertos nativos, se requieren medidas “significativas para abordar las debilidades fiscales estructurales”.

Las medidas de la DGII y Aduanas para mejorar los ingresos, si bien ayudan a aumentarlos, son insuficientes. Se ha dicho una y mil veces. En consecuencia, el FMI no ha descubierto nada que no haya sido planteado aquí.

Para amortiguar los choques externos: petróleo, deudas o caída en las exportaciones, recomienda “reconstruir la capacidad de las finanzas públicas”. “Significaría centrar el ajuste sobre la ampliación de la base impositiva… focalizar las exenciones e incentivos fiscales, simplificar el sistema tributario y proteger a los más vulnerables. Los ahorros que resulten de una carga de intereses más baja podrían entonces destinarse a aumentar el gasto social y la inversión pública”. Debieron agregar: que el gobierno mejore la calidad del gasto, haya menos despilfarro y corrupción.

El Fondo se va complacido. Alaba los esfuerzos para mejorar la educación, salud e infraestructura, la reforma del sector eléctrico, mejoría del clima de negocios y la atenuación de los efectos del cambio climático.

El gobierno pasa la prueba con buenas notas.

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