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Aunque el Día Internacional de la Mujer se ha celebrado en diferentes fechas, es desde 1975 cuando las Naciones Unidas comienzan a conmemorarlo el 8 de marzo, aunque su origen se remonta al homenaje a un grupo de trabajadoras textiles asesinadas en una huelga en una fábrica estadounidense en 1908.

La sumisión de la mujer comienza probablemente con la aparición del género humano sobre el planeta, cuando tiene que amamantar y cuidar a los bebés, mantener el fuego y cocinar la comida que el hombre consigue fuera.

Esa inferiorización se mantiene a lo largo de la historia y es un hecho contra el que la inteligencia de las mujeres reacciona, hasta que comienzan a exigir una paridad que todavía no se concreta plenamente, aunque la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU les reconoce como seres humanos con las mismas condiciones y las mismas capacidades que los varones.

Las mujeres tienen derecho a recibir la misma remuneración que los hombres por el mismo trabajo realizado, a la protección laboral contra el acoso en todas sus formas, a no ser discriminadas por su género y a que se respete su condición en todos los ámbitos.

En una sociedad que evoluciona ya no están relegadas solo a casarse y parir, mantener una casa limpia y realizar quehaceres domésticos, y son cada vez más las que pueden elegir, por encima de la presión familiar y social, cómo vivir su sexualidad, qué carrera estudiar y la profesión de la que quieren vivir.

En el caso de las dominicanas de clase media se nota en las universidades, donde las mujeres son mayoría incluso en carreras que tradicionalmente eran solo para varones, pero todavía falta mucho camino por recorrer.

La pobreza económica y las barreras culturales y religiosas tienden a limitar las posibilidades de las mujeres, también la falta de una educación sexual adecuada que ayude a prevenir y a reducir los embarazos tempranos, el acceso a una mejor educación y adecuadas atenciones sanitarias, y una legislación más centrada en sus derechos biológicos.

Lejos de la retórica hueca y florida que hoy campeará en los medios, lejos de discursos altisonantes que resaltarán sus tradicionales roles de madres y esposas abnegadas, felicitamos a las mujeres en su día y las exhortamos a no bajar los brazos en cuanto a exigir el lugar que les corresponde por derecho propio en la sociedad.

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