Derechos humanos
Derechos humanos

El Día de los Derechos Humanos se celebra cada 10 de diciembre, fecha en que, en 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos, en un documento histórico que los proclama.

En esta jornada de conmemoración es indiscutible que en lo esencial en la República Dominicana impera un Estado de derecho donde las instituciones básicas del sistema funcionan, pero aún se conculcan derechos humanos fundamentales y padecemos una sociedad de injusticias y privilegios.

Hay libertades públicas y políticas, pero no se puede decir lo mismo de otros derechos inherentes a las personas, como el de vivir una vida con dignidad, que hay que respetar sin importar la condición social, género, etnia o nacionalidad.

El derecho a una existencia digna no se concede por magnanimidad ni por el disfrute de determinados bienes. Es indivisible e inalienable, y no puede ser despojado por otros.

Son contadas las personas que minimizan el hecho o no saben aquilatar el actual régimen de libertades que viven en República Dominicana, mientras que otras lo desdeñan y hasta conspiran en su contra; unos de manera consciente y otros sin la menor idea de lo que hacen.

Y aunque debemos defender que en el país hay un régimen de libertades públicas y políticas, vale precisar que estamos lejos de la plenitud institucional que debemos exigir y por la que debemos trabajar con ahínco, como un ideal por alcanzar.

Las garantías constitucionales incluyen que se pueda peticionar a las autoridades y publicar libremente las ideas por la prensa, sin que exista una censura previa, pero cuando las autoridades reciben esas peticiones y las engavetan o simplemente las olvidan, ese derecho está siendo ignorado, conculcado por el poder.

El derecho a la vida, por ejemplo, no es solamente prohibir el aborto, sino garantizar condiciones para que las vidas engendradas puedan desarrollarse, con sistemas sanitarios eficientes, con acceso a la educación, con erradicación del trabajo infantil.

Seguramente en esta fecha escucharemos discursos altisonantes que pintarán un panorama bucólico sobre el respeto a los derechos inalienables de las personas, pero también debemos exigir realidades en lugar de palabras.

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