El día Internacional del No Vidente se celebra el 13 de diciembre de cada año, una fecha que coincide con la conmemoración de Santa Lucía, virgen y mártir que perdió su vista por mantener su fe en Jesucristo.
Según la tradición, a Santa Lucía, nacida en la ciudad italiana de Siracusa, le arrancaron los ojos por proclamar esa fe y hoy día se la reconoce por sus múltiples virtudes como la humildad, la sencillez y su conducta honrada.

Son varias las instituciones públicas y privadas que en nuestro país dedican sus esfuerzos a trabajar con niños, jóvenes y adultos con discapacidad visual o auditiva o con ambas.

Los discapacitados visuales son seres humanos que se ven obligados a afrontar su existencia cotidiana en un mundo que no pueden ver y en el que siempre les es difícil desplazarse, orientarse y desempeñar las mismas tareas que los demás.

Las ciudades, las escuelas, los cruces peatonales, las calles y muchos de los lugares que la mayoría de las personas frecuentan tampoco son amigables con ellos, lo que imposibilita que puedan integrarse y en gran medida los discrimina.

Y aunque son cada vez más las voces que reclaman la planificación y construcción de espacios urbanos que tengan en cuenta a los discapacitados, entre ellos los no videntes, ese clamor nunca es suficiente y casi siempre es ignorado por los tomadores de decisiones.

Como personas que son, tienen derecho a educarse, a recibir atención especial, a una formación que les capacite para desarrollar tareas remuneradas y ganarse el sustento, incluso para acceder a estudios superiores como sucede cuando se les brinda la oportunidad.

Además de destinar recursos a esos propósitos, es necesario que toda la sociedad tome conciencia de que tanto los espacios públicos como privados tienen que ser adaptados para hacer más llevadera la vida diaria de todos, con lo que también mejoraría para los discapacitados visuales.

Esta fecha, además, debe tomarse en cuenta para contribuir y cooperar con herramientas prácticas, como el bastón blanco de seguridad, que definitivamente marca un antes y un después en cuanto al desenvolvimiento cotidiano de los no videntes.

También tiene que servir para que la solidaridad y la buena voluntad sean la mejor manera de integrar a estas personas, y que reciban un trato más humano y más igualitario de parte de todos.

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