Ser bombero en cualquier parte del mundo no es propiamente un empleo porque se necesitan condiciones innatas, voluntad, entrega, desprendimiento, sacrificio, valentía y disponer de una reciedumbre ética que no se aprende en escuelas ni en cursillos de formación.
Dedicarse a servir como bombero, que es una de las profesiones más peligrosas, es invaluable y no hay monto pecuniario que lo compense, por lo que duele y apena a la vez que solo nos acordemos de ellos y reconozcamos su importancia cuando ocurren grandes incendios o si alguno se ve seriamente afectado o pierde la vida, momento en el que también se repara en que hay familiares detrás.

Esta aparente disquisición nos remite, para no ir más lejos, al incendio que consumió la tienda Casa Mora en la ciudad de La Vega, a finales de octubre del año pasado, con el reporte de tres bomberos fallecidos tras desplomarse una parte del techo del edificio.

Se les llamó héroes y la conciencia nacional fue estremecida al ser enterada de las condiciones en que laboraban, de sus salarios de miseria y de las precarias condiciones de vida de sus respectivas familias.

Incluso, se supo que para compensar sus bajos ingresos servían a empresas privadas, a lo que se agrega las condiciones materiales y la falta de equipos con que se desempeñaban.

Esto viene a cuento porque ayer nos acordamos de que existen porque el 11 de marzo es el Día del Bombero Municipal.

Con la salutación a los bomberos municipales, extensiva a los bomberos aeronáuticos, forestales, navales y a los cuerpos de voluntarios, hay que resaltar las deudas que tienen con ellos los que nos gobiernan y la sociedad a la que sirven.

La institucionalización y profesionalización de los cuerpos de bomberos tiene que trascender a los discursos de ocasión, lo mismo que dotarlos de las herramientas y equipamiento necesario para ejercer su labor en condiciones dignas.

Es una profesión que merece prestigio; lo menos que podemos desear en esta fecha, es que se mejoren las condiciones de vida y laborales de estos servidores públicos, lo que incluye la protección de sus familiares.

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