La escalada alcista de precios, que impacta en diferentes sectores productivos y en especial en los artículos de la canasta familiar, es un tema que el Gobierno debiera priorizar.
Hay un rosario de quejas que abarcan desde la construcción, los combustibles, el transporte, la agropecuaria y el comercio, hasta llegar a alimentos esenciales de la dieta cotidiana.

La situación se presenta tan delicada que no son bien vistas chanzas como la de Hipólito Mejía y su consejo de que la población se sirva de las guagüitas plataneras, que no mueven a risa y parecen más bien una burla.

Tampoco resuelven -y aportan muy poco- quienes ven planes políticos detrás de las alzas, y menos aun calman las proyecciones esperanzadoras del Banco Central, que estima que a partir de este mes la inflación iniciará un proceso a la baja para ubicarse en el rango meta establecido de 4%+1%.

Mejor encaminada al respecto, y muy centrada en la realidad, resulta la sugerencia al presidente Abinader de monseñor Jesús Castro Marte, que lo insta a enfrentar enérgicamente la especulación, que según él genera incrementos en los precios.

Pero ojo; la cuestión es más compleja. De por medio hay un componente externo que escapa al control de las autoridades, que mueve a las alzas de materias primas con las que se elaboran muchos productos locales, y que encarecen sus precios.

Precisamente porque esos elementos que generan aumentos escapan al control del Gobierno, es por lo que la coyuntura se torna más delicada, más cuando de por medio hay cuestiones que podríamos calificar de incendiarias, como los combustibles, el transporte y artículos de la canasta básica dominicana.

Por lo delicado del tema y por el poco margen de maniobra, es que consideramos que las salidas parciales y particulares ofrecidas por uno que otro organismo del Gobierno no conducen a evitar que el problema se agrande al punto de que se podría tornar inmanejable.

De ahí la recomendación de que el tema pase a ser punto prioritario de la agenda del presidente porque, entre otras razones, y como lo refiere una crónica de una de nuestras periodistas, con las alzas de precios el Gobierno camina por terreno minado.

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