Por suerte la tormenta tropical Fred atravesó nuestro territorio sin consecuencias muy graves.
Debemos celebrar que nuestros organismos de protección civil volvieran a demostrar que están preparados para abordar este tipo de contingencia.

Evidenciaron que han avanzado mucho en prevención de desastres, en respuestas a emergencias y que cumplen con los protocolos para este tipo de situación.

La coordinación interinstitucional que exhiben nos dice que estamos en condiciones de afrontar el embate de cualquier fenómeno de la naturaleza, aunque lo mejor es que no nos toque ninguno de consideración.

Pero son muchas todavía las carencias, tanto de recursos materiales como de tecnología en el ámbito meteorológico, incluida una que es patética: República Dominicana no cuenta con sistemas de radares Doppler para dar seguimiento a los fenómenos atmosféricos que nos amenacen, y también se necesitan más estaciones automáticas en todo el país.

Estas necesidades fueron develadas por Fred, pues nos tuvimos que auxiliar, nuevamente, de recursos de Miami y Puerto Rico.

Otro vacío a llenar es el de los albergues, que están supuestamente ubicados, preparados, pero no necesariamente disponibles.

Eso se demostró ahora con Fred, pues el COE puso en alerta roja a varias provincias, lo que obligaba a efectuar evacuaciones, pero no se actuó en consecuencia.

Conocemos la política de nuestras autoridades, de no precipitar las evacuaciones, por lo que implica tanto movilizar a las personas como habilitar los lugares y, algo más complicado, retornarlas a sus lugares de origen, pero no estaría de más una chequeadita al tema albergue o “refugio”.

Fred pasó por nuestro territorio sin ocasionar grandes daños, aunque sí muchos inconvenientes, pero no debemos olvidar que todos los años enfrentamos la temporada ciclónica con consecuencias que pueden ser cada vez más graves, debido a factores relacionados con el cambio climático o con la degradación de las zonas costeras.

Estar preparados con anticipación, garantizar que los organismos de socorro tengan los equipos y los insumos necesarios, con la debida infraestructura, es la mejor manera de enfrentar cualquier desastre natural. Y preservar vidas tiene que ser siempre la principal prioridad, tanto como evitar, en la medida de lo posible, los daños materiales.

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