Recientemente se dio a conocer la cuarta versión del Estudio Regional Comparativo y Explicativo ERCE 2019, dirigido por el Llece, Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación, coordinado por la Unesco.

La investigación, que mide los logros de aprendizaje de estudiantes de sistemas educativos de América Latina y el Caribe, abarca a los estudiantes de tercero y sexto grado, en el caso de República Dominicana, y los datos que presenta resultan bastante significativos.

En lectura, los estudiantes dominicanos de tercer grado obtuvieron 624 puntos, una cifra inferior a los 697 del promedio regional.

En el mismo renglón, los alumnos de sexto grado alcanzaron 644 puntos, porcentaje inferior al promedio regional que es de 696 puntos.

Respecto a las matemáticas, los de tercer grado obtuvieron 624 puntos, y están por debajo del promedio regional, de 698 puntos. En cambio, los de sexto grado promediaron 636 puntos, a diferencia del porcentaje regional que es de 696.

Justo es decir que no todo son malas noticias; sucede que respecto del mismo estudio que se efectuó en 2013, los estudiantes dominicanos han aumentado su proporción en el nivel IV de alto desempeño, que pasó de 2.2 % a 4.4 por ciento.

El estudio presenta otras cifras y porcentajes que, aparte de que debieran mover a preocupación, pueden servir también de base para la elaboración de nuevas estrategias didácticas y pedagógicas, como para instalar el debate de los grandes temas de la educación y su papel formador de hombres y mujeres que serán el futuro de la patria.

Poco se habla de la deficiente formación de nuestros maestros, por ejemplo, como también de resolver carencias edilicias y sanitarias de cientos de escuelas en todo el país.

Cuando se asignó el 4 % del PIB para la educación, se inyectaron más recursos al sistema educativo, pero los pírricos logros minan el entusiasmo de cualquiera.

Las luchas gremiales docentes, el tire y afloje entre sindicato y autoridades, son otro ingrediente en el que el hilo se corta por lo más delgado, y las consecuencias se ven en los bajos niveles educativos de nuestros muchachos.

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