Probablemente pocos lo crean, porque las agencias de noticias no le hicieron mucho caso. En la previa de las pasadas elecciones en Estados Unidos, las que no terminan de acabar por las patadas voladoras de Donald Trump, las tiendas vendedoras de armas de todos los calibres, vieron agotar su existencia a medida que sea acercaba el día de las votaciones. En ese país, poseer un arma de fuego, de cualquier calibre, es un derecho y muchísimos que temían lo peor, optaron por comprar un hierro. Pero lo que más llamó la atención fue que muchas tiendas cerraron y protegieron sus puertas el día antes del 4 de noviembre. Temían una guerra civil. El odio provocó todo, y sabemos quién lo irradió.

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