“Mal de muchos, consuelo de tontos”, que algunos modifican por “consuelo de pocos”, refrán muy manoseado pero que nos servirá, quizá mediante una extrapolación un tanto arbitraria, para destacar que República Dominicana no es necesariamente un oasis, como dijera en una ocasión sobre su crecimiento el presidente Abinader, pero en comparación con la mayoría de los países de la región y de gran parte del mundo, goza en muchos órdenes de una estabilidad envidiable.
Entre muchos otros aspectos, a finales de la semana anterior se mencionaron las inversiones extranjeras directas (IED), que según ONU Comercio y Desarrollo cayeron un 11 % en 2024 en todo el mundo y no se prevé una recuperación este año, a causa de una combinación de hechos que aumentan la ansiedad y la incertidumbre entre países y empresas, principalmente la guerra comercial y los conflictos armados.
Las inversiones globales en energías renovables cayeron un 31 % en 2024 frente al año anterior, las dirigidas a agua y saneamiento bajaron un 30 % y las destinadas a los sistemas agrícolas se redujeron un 19 %.
Pero atención a este dato que resalta el organismo de la ONU en su informe: En el Caribe se registró un aumento del 21 % en la IED en el 2024, apoyado por entradas estables hacia la República Dominicana.
Efectivamente, de los US$9,000 millones que captó la región caribeña, la República Dominicana recibió poco más de la mitad (US$4,523 millones), y respecto a América Latina, con Brasil que sigue siendo el mayor receptor de capital extranjero, es significativa la reducción de las entradas de inversión foránea en economías clave como Argentina, Chile, Colombia y Brasil.
El caso de República Dominicana como líder en el Caribe en IED y de los países donde en lugar de caer esa inversión se mantiene, y hasta aumenta, no es para contentarse por el “mal de muchos”, sino para resaltar que lo hace pese a la queja generalizada por el impacto de la incertidumbre global y también que, en ese liderazgo, la estabilidad existente no es ajena a la promoción y facilitación de la entrada de inversiones.
También contribuye a esa captación la seguridad jurídica, la paz social y política y un manejo prudente y sabio de las autoridades monetarias y financieras, lo que hasta ahora ha permitido colocar a nuestro país como un destino seguro.