El más reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), del pasado viernes 8, grafica en su título que está ocurriendo algo grande: Alimentos alcanzan su mayor precio en 32 años.

Y entra en detalles sobre los precios mundiales de materias primas alimentarias como el trigo, el maíz y los aceites vegetales, que dieron un salto significativo el mes pasado para alcanzar los niveles más altos de su historia.

Es que la guerra en Ucrania ha conmocionado los mercados de granos básicos y aceites vegetales, precisamente cuando nos recuperábamos del Covid-19.

El índice en marzo de precios internacionales de una canasta de productos alimenticios comúnmente comercializados promedió, según la FAO, 159.3 puntos, un 12.6 por ciento más que en febrero.

Esta agencia de Naciones Unidas, para justificar parte de lo que pasa, recordó que Rusia y Ucrania juntas representaron alrededor del 30 y el 20 por ciento de las exportaciones mundiales de trigo y maíz durante los últimos tres años.

Este panorama ensombrece de manera particular también el futuro de América Latina y el Caribe, región que según el Informe Macroeconómico 2022 del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) emitido el jueves 7 verá reducido su crecimiento al menos hasta 2024, para lo que incide lo de Ucrania y el alza en las tasas de interés.

Para abordar esta preocupante inflación, que representa un tormentoso fenómeno mundial, el pasado 21 de marzo, durante una alocución al país, el presidente Abinader presentó un paquete de medidas para evitar que la población sienta sus efectos.

Algunas de esas medidas, 10 en total, no han recibido el beneplácito de algunos sectores económicos, sociales y políticos, pero es menester que exista, a propósito de estos recientes informes de la FAO y del BID, mayor comprensión y colaboración.

Se puede decir que el Gobierno ha estado aportando con subsidios su cuota para evitar que se llegue a una situación inmanejable, verbigracia su manera de amortiguar las alzas semanales de los hidrocarburos, por lo que hasta que se vislumbre un panorama económico mundial menos incierto, deberían arriarse algunas banderas, empezando por la de la confrontación.

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