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El Día Mundial de la Rehabilitación, que se celebra el 23 de marzo, busca destacar la necesidad de las personas con discapacidad para que tengan acceso a tecnologías eficaces, diagnóstico y debido tratamiento, sin distinción de color, religión, ideología o estatus social.
Necesitan que se les ponga al alcance un conjunto de procedimientos multidisciplinarios dirigidos a ayudarlos como personas que sufren o padecen algún tipo de deficiencia física o motora, para que logren el máximo nivel de independencia y se tomen en cuenta sus aspiraciones de vida.
El funcionamiento y la discapacidad de una persona se conciben como una interacción dinámica entre los estados de salud y los factores del contexto. Comprende la participación activa de la propia persona y el deber de la sociedad para con los individuos con capacidades diferentes.
La misma sociedad debe aplicar todas las medidas preventivas para evitar consecuencias funcionales, físicas, psíquicas, sociales y económicas de estas personas.
La rehabilitación es un proceso continuo que incluye la enseñanza adaptada a sus posibilidades y capacidades, y también la asistencia sicológica y terapéutica para que puedan sobrellevar su condición.
Cabe destacar que en nuestro país existen diversas organizaciones sin fines de lucro que se ocupan de este tema, como la Asociación Dominicana de Rehabilitación, cuya precursora, Mary Pérez de Marranzini, ha trabajado incansablemente desde que fue creada al finalizar la década los años 50.
Existen también asociaciones de apoyo a los no videntes y a los que tienen limitaciones auditivas, y proyectos que como “RDIncluye”, a cargo del Conadis, reconoce las buenas prácticas institucionales a favor de la inclusión de las personas con discapacidad.
Eso por mencionar solo algunas, y aunque todas trabajan con personas que tienen una condición determinada, su loable tarea es precisamente ayudarlas a que puedan llevar una vida normal dentro de lo posible.
La sociedad en su conjunto, sin distingos de ninguna índole, debiera prestar más atención a la tarea, casi siempre titánica, que desarrollan estas entidades.
Rehabilitar significa preparar a una persona con capacidades diferentes para que pueda desenvolverse con un cierto grado de autonomía, de ahí que este trabajo silencioso de la rehabilitación debe ser valorado y apoyado por todos los que aspiramos a un mundo más humano.