La familia Corripio anunció una singular manera de celebrar los 100 años de su llegada a República Dominicana, con un acto el 13 de noviembre en el Teatro Nacional Eduardo Brito, simplemente dando gracias y reconociendo a cien instituciones sin fines de lucro por los trabajos que realizan en favor de los más desvalidos.

El empresario José Luis Corripio, presidente del Grupo Corrpio y de la Fundación Corripio, hizo el anuncio esta semana en compañía de su esposa Ana María Alonso; sus hijos Manuel, José Alfredo, Lucía y Ana Corripio; además de José Alcántara Almánzar y Jorge Tena Reyes, de la Fundación Corripio.

José Luis Corripio, Pepín, como prefiere que se le llame coloquialmente, es un ser sencillo, que se comunica con facilidad, sea con sus colaboradores, en el trabajo, o en general, con quienes suele compartir. Eso se puede decir, sin que constituya un halago. No busca reconocimiento. Quizás se sentiría muy bien si se dice que es un extraordinario y creativo trabajador.

Es interesante que Corripio insista en que el énfasis no está en el aporte económico, un millón de pesos a cada institución reconocida. “…No queremos hacer énfasis en que nuestro reconocimiento depende únicamente de la parte metálica del mismo, porque no hay precio para pagar nuestro agradecimiento a la sociedad dominicana…” Pero el aporte es una manera de estimular a quienes realizan una labor constructiva.

La iniciativa la ve como una forma de dar gracias por la acogida que el pueblo dominicano ofreció a su familia desde que llegó a la República, hace cien años: Don Manuel, su padre, y Ramón Corripio García, su tío.

Valoramos el gesto de la familia Corripio y exhortamos a las instituciones favorecidas a profundizar su vocación de servicio.
Un hermoso gesto de desprendimiento, una buena manera de dar gracias, y reafirmar un compromiso contraído con los dominicanos.

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