Los consejos de Copley

Robert E. Copley, encargado de Negocios de la embajada de Estados Unidos, compartió el miércoles unas reflexiones con los invitados del almuerzo mensual de la Cámara Americana de Comercio, como ningún otro representante de ese país lo había hecho.

Robert E. Copley, encargado de Negocios de la embajada de Estados Unidos, compartió el miércoles unas reflexiones con los invitados del almuerzo mensual de la Cámara Americana de Comercio, como ningún otro representante de ese país lo había hecho. Habló con respeto, sencillez, sinceridad, y como amigo.

Habló del Tratado de Libre Comercio Centroamérica – Estados Unidos – República Dominicana (DR-CAFTA), y de sus perspectivas. Valoró su impacto en el intercambio entre los dos países, y particularmente, cómo la Inversión Extranjera Directa en el país se ha duplicado, cómo el Producto Interno Bruto ha crecido. En general, comentó cómo estimula la economía, el clima de inversiones, las legislaciones vinculadas a los negocios, derechos laborales, protección medioambiental, los procesos de compras gubernamentales, y cambios institucionales favorables en derechos de propiedad, de protección laboral y propiedad intelectual.

Pero tales avances no son suficientes. La República Dominicana tiene oportunidades para avanzar. Antes debe resolver varias materias: la erradicación o reducción significativa de la corrupción, aumentar la competitividad y mejorar la seguridad ciudadana.

Todo lo que dijo sobre el Índice de Percepción de la Corrupción, amparado en una investigación de una ONG no es extraño al dominicano común. Denunció el impacto de ese flagelo, aquí o en cualquier otro país, y cómo lastra el crecimiento, sin considerar la frustración y el resentimiento social que provoca. Sin estridencias, adelantó la colaboración de Estados Unidos para desterrarla de la vida nacional.

También habló del pobre posicionamiento en competitividad. República Dominicana clasifica 123 entre 138 países, lo que tampoco es nuevo. Hay que trabajar para revertirlo.

Es persistir en la educación en todas sus implicaciones, como eje transversal que permita forjar ciudadanos con capacidades para modificar todas nuestras prácticas socio-productivas. En educación reconoce algún despertar.

La otra tarea para cambiar el país es recuperar la seguridad. A la corrupción y a la mejoría de la competitividad le pone plazos. La criminalidad hay que pararla ya, amenaza no sólo a los ciudadanos, sino la inversión y el crecimiento económico.

En vez de chillar, debemos oír. Este representante norteamericano ha hablado con calidad. Atendamos sus consejos y disposición de colaborar.

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