El exuberante patrimonio que de conjunto presentó el funcionariado de la nueva Administración ha dado mucho de qué hablar. Es que la sociedad no conocía un gobierno que reuniera a tantas personas adineradas. No sorprendió la fortuna del presidente Luis Abinader quien, al margen de sus propios negocios, es heredero junto a sus parientes de los bienes de su padre, lo que es harto conocido.
No podemos afirmar que nos gobierne una plutocracia, porque estos ciudadanos no necesariamente se concertaron con el propósito de gobernar en la perspectiva de los ricos para beneficio propio.

Pero es inevitable que tanta fortuna llame la atención en un país donde la tradición es que los políticos de oficio predominen en los gobiernos. Y generalmente llegan con escasos bienes y salen con mejorías económicas impresionantes.

Pocos habrán reparado un detalle. Y es, al margen de la coincidencia, cómo ha evolucionado la República en los últimos 60 años. Cómo segmentos de la sociedad se han enriquecido lícitamente. Podrían reflejar de manera gráfica lo que ha significado el desenvolvimiento económico de la República.

Ha sido un largo período de estabilidad política, aunque signado por momentos críticos que, sin embargo, no han detenido el crecimiento.

Podría observarse que si bien ha habido mejorías generales, también ese engrandecimiento ha ensanchado las profundas zanjas que separan a los más ricos de los más pobres. Aunque antes de la llegada de la COVID-19 el grupo gobernante celebraba cómo en relativo poco tiempo había disminuido la pobreza.

Tras la referencia a la disminución de la pobreza en su discurso del 27 de febrero del presidente Danilo Medina, el ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo sostuvo que la tasa de pobreza monetaria cayó 14.2 puntos porcentuales en los últimos cinco años, al descender de 39.7 % en 2012 a 25.5 % en 2017… El número de personas en condiciones de pobreza monetaria descendió… de 3.8 millones en 2012 a 2.6 millones en 2017…”

En cualquier caso, como los bienes declarados han resultado tan llamativos, no está demás la disposición del Ministerio Público, en atención a observaciones de la Cámara de Cuentas, de investigar preventivamente los orígenes de tanta y robusta acumulación.

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