La realidad haitiana, explosiva de por sí casi en todos los órdenes, se torna más complicada después del terremoto del pasado sábado.
En el enmarañado panorama haitiano pasa a ser prioritaria la recepción de ayuda pues el sismo estuvo antecedido de falta de comida, medicinas y por escasez de combustibles; con hospitales desabastecidos y orfanatos, albergues y locales de grupos humanitarios ya ocupados por personas desplazadas por bandas
delincuenciales.

Se puede decir que todo en Haití alcanza niveles críticos pero, reiteramos, lo principal ahora es que fluyan las ayudas desde todas partes del mundo.

En ese contexto resultan pertinentes las palabras del secretario general de la ONU, António Guterres, de que Naciones Unidas y la comunidad internacional están listas para facilitar un mayor apoyo.

La esperanza es que esa promesa de Guterres se cumpla de inmediato, ante la urgencia por una situación tan incierta. Lo más conveniente para Haití, en un ambiente de carencias generalizadas, es que la comunidad internacional se involucre.

En lo que a República Dominicana respecta, en esta hora aciaga ha estado cumpliendo, como siempre lo ha hecho, con ser el primer país en el envío de todo tipo de ayuda.

Un hecho que no se puede pasar por alto en medio de las penurias y conflictos de nuestros hermanos haitianos, es el oportuno pronunciamiento del primer ministro Ariel Henry, quien llamó a sus compatriotas a olvidar las “disputas” para hacer frente a los daños causados por el sismo.

Si creemos oportuno ese llamado de Ariel Henry es porque si en verdad Haití precisa ahora de la ayuda de todo el mundo y de que la comunidad internacional se involucre en la solución de sus problemas, en todo caso corresponde a los propios haitianos ser ellos mismos los primeros en ponerse de acuerdo para cualquier tipo de salida que se pueda ofrecer a sus tantas crisis.

Ojalá que el terremoto del sábado no se quede solamente en los sentimientos de convivencia y conmiseración que despierta este tipo de tragedia y que la cooperación, la ayuda, se deje sentir de manera efectiva, constante y concreta.

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