Mayor celeridad

Es innegable que el país ha avanzado en la prestación de los servicios de salud. El hecho de que 7,600,000 de los diez millones de habitantes estén afiliados a un servicio de salud es un buen indicador.

Es innegable que el país ha avanzado en la prestación de los servicios de salud. El hecho de que 7,600,000 de los diez millones de habitantes estén afiliados a un servicio de salud es un buen indicador.

Un alto porcentaje de esos afiliados pertenecen al Seguro Nacional de Salud (SENASA), que es la prestadora del Estado, con 4.6 millones, 3.5 millones subsidiados.

Poseer una tarjeta de salud ya no es un privilegio. El servicio se ha expandido, pero hay escaseces en los suministros a los centros públicos y deficiencia en la calidad de la gestión.

La intervención de más de 60 hospitales y la construcción de nuevas infraestructuras constituyeron un reto demasiado grande que las autoridades no han podido llenar con sentido de oportunidad.

De los 60 hospitales intervenidos, durante seis años, quedan sin terminar más de 22 centros, algunos tan importantes como el infantil Arturo Grullón o el José María Cabral y Báez de Santiago. Los padecimientos de quienes acuden a esos centros son inenarrables.

Intervenir tantos hospitales al mismo tiempo, e iniciar la construcción de otros fue una noble iniciativa, pero la ejecución de ese propósito ha sido dramáticamente deficiente, y a veces, carente de financiamiento oportuno.

Hay obras importantes como la Ciudad Sanitaria Luis Eduardo Aybar, a la cual el presidente Danilo Medina ha prestado mucha atención y lo proyecta como “el complejo hospitalario más moderno y completo de todo el Caribe y Centroamérica, con las tecnologías y equipos más avanzados actualmente disponibles en el mercado”, pero su construcción durante tanto tiempo ha condenado a miles de personas a recibir atenciones en incómodas condiciones, en una zona de la Capital con alta concentración poblacional.

El gobierno pretendió realizar una enorme transformación de las instalaciones y mejorar la calidad de los servicios, pero quedó atrapado por la baja disponibilidad de recursos y un pobre desempeño gerencial.

Para que la gente empiece a recibir los beneficios, el gobierno debe hacer un esfuerzo concentrado. Debe disponer a tiempo el dinero y darle mayor celeridad a las obras.

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