Ahora que está con nuevos impulsos la discusión acerca del tema de la medicina preventiva como dirección y objetivo prioritario de la política pública del sector salud, cae como anillo al dedo el anuncio de una campaña masiva de vacunación diseñada para el 2019.
En el modelo de salud que tradicionalmente se ha aplicado en el país, las jornadas de vacunaciones contra distintas enfermedades han sido el principal instrumento de prevención, al punto de que algunas enfermedades prevenibles han sido técnicamente erradicadas.
Tétano, malaria, tuberculosis, polio, sarampión, son algunas de las enfermedades que eran sujeto de campañas masivas de vacunación, con el propósito de prevenirlas. El esquema ha variado y por lo general, muchas de esas vacunas se continúan aplicando, pero como parte de los procesos de seguimientos pediátricos.
Los hacedores de políticas públicas de salud insisten en la necesidad de cambiar el modelo imperante en el país, altamente curativo.
El argumento principal es que el modelo preventivo, por su propia esencia, es más útil y menos oneroso para el sistema y para los potenciales pacientes.
Quizás por el escenario rodeado de conflictos e intereses en que se reinserta al debate el tema de la primacía que debe guiar el modelo de salud, si el preventivo sobre el curativo, el verdadero alcance social queda minimizado.
El anuncio del Ministerio de Salud Pública de que en el 2019 iniciará la aplicación de la tercera dosis de la vacuna de Neumococo a 400 mil niños es una noticia importante, más aun si se toma en consideración el argumento de que se trata de una iniciativa para fortalecer la cobertura de vacunación en el país.
Ese programa de vacunación, que se aplicará en el marco de un acuerdo firmado por el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social con un laboratorio privado, refleja el propósito de las autoridades del sector de actuar en línea con la meta de aportar al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio relacionados con la promoción de una vida saludable.
Y, si como aconseja el refrán es mejor prevenir que curar, cuanto más prevengamos, menor cantidad habrá que curar o tratar de curar luego. ¡Pues a prevenir!
