Nutrición y salud

Si adoptamos una actitud observadora, veremos en calles, centros laborales o de negocios, escuelas o universidades, cómo el aspecto físico de la gente viene cambiando, sin discriminar entre adultos o niños.

Si adoptamos una actitud observadora, veremos en calles, centros laborales o de negocios, escuelas o universidades, cómo el aspecto físico de la gente viene cambiando, sin discriminar entre adultos o niños. Hay más personas gordas que en décadas pasadas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló en 2018 que en América Latina y el Caribe el 58% de la población es obesa. República Dominicana no es ajena a esa situación. Investigaciones sobre esa materia indican que en el país el sobrepeso igual afecta el 60% de la población.

El fenómeno no impacta únicamente a los adultos. La población infantil y joven también presenta indicadores de obesidad alarmantes. “La obesidad en la niñez y la adolescencia ha alcanzado proporciones epidémicas en la región de las Américas”, reconocen las autoridades.

La obesidad es producto de malos hábitos alimenticios, es decir, el consumo de productos de baja calidad, con escasos nutrientes y altos en carbohidratos, azúcares, sales y grasas saturadas, sobre todo, en los grupos económicamente deprimidos. Muchos factores influyen en el problema, desde desconocimiento o influjo de publicidad nociva.

De acuerdo con especialistas, la obesidad desencadena enfermedades como la hipertensión, diabetes y otras que causan el mayor número de muertes.

La iniciativa de la Alianza por la Alimentación Saludable presentada al Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (INABIE) para que sea mejorada la calidad de la preparación y entrega de alimentos saludables en las escuelas es magnífica. La Alianza presentó un estudio sobre “Comida Insana en República Dominicana” al instituto, donde se afirma que la población estudiantil está expuesta a alimentos con altos contenidos en azúcares, sales y grasas saturadas, que provocan el 20% de las muertes en el país.

Los proponentes entienden que la escuela es el mejor canal para prevenir la mala comida, sea en la dieta que se ofrece a los muchachos o mediante transferencia de conocimientos sobre nutrición en los programas de estudios.

El Inabie debe tomar en serio la iniciativa y trabajar rigurosamente los estándares de calidad de la comida para los niños.

En general, el gobierno debe adoptar políticas orientadoras acerca de la buena alimentación y el impacto que tiene en la salud humana el consumo de productos que estimulan la obesidad.

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