Cada 13 de enero se celebra en República Dominicana el Día de la Alfabetización, instituido en 1962. Esa fecha tuvo esta vez un carácter especial porque el Ministerio de Educación anunció la puesta en marcha del SEPA, Servicio Permanente de Alfabetización, con el que pretende impactar a más de 32 mil jóvenes y adultos este año.

El problema del analfabetismo es tan viejo como el país y aunque han sido muchos los planes para erradicarlo ninguno tuvo la continuidad necesaria y sus alcances fueron siempre limitados.

Las prioridades inmediatas en cada gestión de gobierno dejan siempre en segundo o tercer plano esta cuestión que debiera preocupar a todos los estamentos del Estado, no solo a las autoridades educativas.

En la ceremonia de lanzamiento del SEPA, el ministro de Educación, Ángel Hernández, dio algunas estadísticas; dijo que el 93.5% de la población de 15 años o más está alfabetizada, pero un 6.5% carece de las destrezas básicas de lecto-escritura.

Afirmó también que el analfabetismo está repartido de manera desigual; en el Distrito Nacional afecta a un 2.7% de los mayores de 14 años, mientras en las provincias fronterizas y del Sur, los porcentajes superan el 10%.

Partamos de que alfabetizar no es solamente enseñar a descifrar las palabras, sino también a interpretar el significado del mensaje escrito, lo cual requiere de un proceso de trabajo, de una planificación y de una interconexión con la realidad del alfabetizando, sobre todo cuando este ya ha superado la etapa de escolarización primaria.

Según el “Informe anual de Seguimiento y Monitoreo 2022”, presentado el año pasado por la Iniciativa Dominicana por una Educación de Calidad (IDEC), basado en datos de la Encuesta Hogares y del Plan Quisqueya Aprende Contigo, la tasa de analfabetismo subió de 5.5% a 6.50% en República Dominicana.
Una parte de ese retroceso es atribuible al confinamiento impuesto por la pandemia, pero también a la falta de continuidad de los programas estatales.

Por lo pronto saludamos con beneplácito esta iniciativa y aspiramos a que alguna vez se pueda reducir por debajo del 5% el porcentaje de analfabetos, con lo que el país sería declarado libre de analfabetismo por la Unesco.

Ojalá los 3,298 núcleos de aprendizaje que se abrirán en los municipios, gestionados por las regionales y distritos educativos, obtengan los resultados necesarios para cumplir el sueño de que la inmensa mayoría de los dominicanos aprendan a leer y escribir.

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