Nueva vez se anima el reclamo de construcción de una verdadera terminal marítima en Pepillo Salcedo, en la provincia de Montecristi, que supere la precaria y deteriorada infraestructura levantada hace 68 años.

De nuevo un apreciable grupo de empresarios de la región Norte y la Línea replantean la cuestión, pues recibir o sacar al exterior mercancías desde esa terminal generaría economías a quienes hoy trasladan sus productos agropecuarios o industriales hasta los puertos de Santo Domingo.

En julio pasado, el gobierno, declaró la construcción de esa terminal como de “alta prioridad”, tras recibir un informe de una comisión que realizó un estudio sobre la misma y otros aspectos vinculantes.

Ese puerto es una oportunidad no sólo para los productores, sino también para los pobladores de la provincia de Montecristi, el resto de la Línea Noroeste y la región Norte, y para toda la República.

Pero en el presupuesto de este año no aparece partida alguna para reconstruir o construir una nueva terminal de este tipo, y siendo así no entraría en los planes de la Administración.

Un proyecto de la dimensión esperada para Montecristi tiene un alto costo, y con las grandes obras que el gobierno impulsa, con menos de dos años que le quedan, difícilmente se involucre en uno nuevo.

Quizás el gobierno desearía una asociación de los empresarios de la región norte que identifique un modelo de inversión que descanse en su propia iniciativa, sobre la base de algunas concesiones razonables.

De todas formas, es necesario que el gobierno establezca un diálogo directo con los actores más llamados a adoptar iniciativas.
Mientras tanto, deben buscarse los medios que permitan dar mayor uso a las áreas disponibles de la terminal, pero para eso quizás se necesite alguna promoción del puerto. Las diligencias que se realizan en esa dirección caerían bien.

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