En estos días en que ha estallado una suerte de rebelión en algunos lugares de la isla, como consecuencia por la escasez de alimentos, a la que se suma la pandemia y el repudio al precario régimen de libertades públicas y políticas, huelga decir que la situación de los cubanos es cada vez más crítica.
No es un secreto para nadie que el bloqueo inhumano y permanente que ha sufrido este país es una de las causas de sus mayores males de hoy, bloqueo absurdo que sirvió en otras épocas para que Fidel Castro lo utilizara como un argumento de peso para aglutinar a ese pueblo detrás de una consigna nacional.

Pero Castro ya no está y las actuales autoridades han permanecido aletargadas en una situación en la que la propaganda y la censura tratan de mantener un estado de cosas sin buscar ninguna clase de solución a la crisis que no sea la de pedir paciencia o culpar a algún enemigo externo, mientras la pobre existencia de ese pueblo hermano se agrava.

El actual momento exige de sus líderes respuestas concretas, hechos que conduzcan a soluciones prácticas en lugar de seguir enarbolando principios generales que chocan contra una realidad de estos tiempos.

Si una parte de ese pueblo disciplinado, que ha sabido soportar con estoicismo tantas privaciones sale hoy a la calle, es porque ya no aguanta más y merece ser escuchada.

Si esa parte del pueblo exige libertad es porque tiene derecho a reclamarla, para lo que no debe tener como respuesta la represión sino, por el contrario, posibilitar una apertura que no necesariamente signifique abrir puertas a ningún enemigo de su bienestar, ya sea interno o externo.

En todo esto hay una cuestión innegociable en la que no puede existir medias tintas: Los problemas de Cuba tienen que ser resueltos por los mismos cubanos, sin interferencias ajenas, salvo las que conduzcan a brindar todas las ayudas que fueren posibles.

Quizá ha llegado la hora de hacer realidad aquello que Juan Pablo II expresó en 1998, al pisar en la isla: “Que Cuba se abra al mundo con todas sus magníficas posibilidades, y que el mundo se abra a Cuba”.

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