Existe una actividad que salvo en tiempos de campaña electoral no está en boca de los políticos y de muchas entidades que dizque trabajan por el engrandecimiento del país.

Se trata de la reforestación. Prestigiar la siembra de árboles quizá no aporte votos porque sus resultados se verán en años; ni tampoco garantiza “sonidos” en redes sociales, pero es una apuesta de cara al futuro vital para la supervivencia de la nación dominicana que nuestros hijos y nietos agradecerán.

Motivar a los dominicanos y crear conciencia al respecto es tarea permanente, por lo que satisface saber que en ocho meses las nuevas autoridades de la Unidad Técnica Ejecutora de Proyectos de Desarrollo Agroforestal de la Presidencia (UTEPDA) han sembrado 4.5 millones de plantas de tipo agrícola, agroforestal y forestal, con una intervención de 42,000 tareas.

Esto quiere decir que en la actual gestión de Gobierno se ha sembrado un promedio de 570 mil árboles y plantas de variados tipos cada mes, algo encomiable que debiera fortalecerse y multiplicarse.

La UTEPDA es una creación del gobierno anterior, por lo que hay que señalar como algo muy positivo que en un área tan fundamental como la forestal ha habido continuidad del Estado, aunque ni se diga ni se reconozca así.

Si no hay mezquindad de por medio, vale reconocer que el gobierno anterior desplegó grandes esfuerzos en favor de la reforestación y que no pudo haber mejor decisión de los nuevos gobernantes que tenerla entre sus prioridades.

El rescate y reforestación de nuestros bosques es tema importante de la agenda nacional, conectado esto en forma umbilical con el recurso agua por medio de la preservación de las cuencas hidrográficas.

Todo esto junto a la prédica permanente sobre un fenómeno ante el cual los dominicanos aparentamos indiferencia y que afecta a toda la humanidad: el calentamiento global y, en consecuencia, el cambio climático.

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