Un hecho que generó gran confusión la pasada semana y obligó al Banco Central a salirle inmediatamente al paso, fue la publicación en el buscador de Google de una tasa del dólar abrupta y exageradamente a la baja. Tamaño corre corre por una situación que debiera llamar la atención sobre la prudencia en el manejo público de temas sensibles.

Y más por encontrarnos en una campaña electoral cada día más intensa, con partidos y políticos dados a exagerarlo todo, con discursos subidos de tono y reacciones agresivas e irreflexivas. Del llamado de atención tampoco pueden quedar al margen los medios de comunicación.

Es obvio que políticos y medios de comunicación nada tienen que ver con el supuesto error de la empresa tecnológica, pero era tal el revuelo que hizo explotar por saturación, en pocos minutos, la página web del Banco Central y fue tendencia predominante en todos los medios, en algunos sin reparar en que la pifia era más que evidente.

La situación que se creó obliga a reflexionar y considerar la peligrosidad de que se “juegue” con temas que podrían echar abajo en un santiamén años de esfuerzo.

Esta vez fue la tasa de cambio del dólar, pero son muchos otros los “nervios” de nuestra economía que tienen que estar exentos de la especulación y de la desinformación.

Respecto a los políticos, mencionarlos viene a cuento porque en estos procesos se comportan como si estuviera en juego hasta el aire que respiran, por lo cual es recomendable que al abordar temas delicados, que tengan que ver con el futuro de los dominicanos, controlen sus ímpetus.

Sobre la difusión masiva de la información errónea servida por Google, lo único que se puede es apelar a que medios oficiales y tradicionales se aferren a dos reglas de oro: verificar y contrastar, criterios básicos que parecen haberse perdido en estos tiempos en que el meme tiene categoría de noticia y hay hechos que sin miramiento se despachan con un “tuit” o una “X”.

En el actual mundo globalizado las noticias falsas circulan a tal velocidad que si los sectores dirigentes, sean gobierno u oposición, actúan de manera reactiva o les dan crédito sin la debida responsabilidad, las consecuencias podrían ser desastrosas para la economía y para el futuro de todos los habitantes de la República Dominicana.

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