El presidente Luis Abinader agota hoy su primer trimestre de su primer año de gestión. Es un gobierno joven, muy joven, que entre varios elementos se caracteriza por la cercanía con la gente y con todos los sectores, con los cuales ha conversado, incluidos los dirigentes políticos.
El presidente Abinader, en estos 90 días, hace un esfuerzo extraordinario, visible y medible, por recuperar los empleos de más de un millón de dominicanos que fueron desplazados de las empresas por la COVID-19. Y trata de conseguirlo mediante el estímulo a la inversión y el acompañamiento de los sectores productivos, pequeños y grandes, con algunos énfasis en la agricultura y los prestadores de servicios. Agota su plan de recuperación económica, con una política de disponibilidad monetaria y defensa del valor del peso, mediante la sostenibilidad de la estabilidad cambiaria.

Es notorio el esfuerzo por la recuperación del turismo como eje clave de la economía, con la presencia, cercanía y empuje del Ministerio a los hoteleros y la promoción de la marca República Dominicana, más la visibilidad de los protocolos de salud en el sector.

El gobierno, con altas y bajas, ha sido consistente en tratar de evitar la propagación del virus. La expansión de los servicios de Senasa, mediante la afiliación universal de los más disminuidos, contribuye a ese propósito. Igual de importante ha sido el plan de mejoría de las viviendas de los más carenciados, lo que requiere de mayor aceleración.

Hay que anotar también el esfuerzo para iniciar el año escolar, en apenas 90 días. Igual, el apoyo a la universidad pública para lograr las metas del semestre en medio de la pandemia, y el subsidio a algunos miles de estudiantes.

Todo eso, orlado por un discurso en el que alienta evitar el gasto dispendioso. Aquí habría que esperar más. Hay señales también de una apuesta a la transparencia. Igual hay que continuar observando. El principio suele ser hermoso.

Durante los primeros 90 días, puede afirmarse, el nuevo y joven gobierno avanza con buenos pasos, con buenas notas.
Tenemos a un Presidente que escucha.

Debe repensar su política de alineamiento internacional, muy peligroso para un país pequeño como República Dominicana.

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