A través del programa de Visitas Sorpresa del expresidente Danilo Medina se desarrollaron diversos procesos. En unos casos, se incentivó la asociatividad entre los beneficiarios, se facilitó el acceso al crédito, hubo empoderamientos y emprendimientos, algunos exitosos y otros fracasados, algunos no llegaron a arrancar. La gran mayoría estuvieron dirigidos a ciudadanos y ciudadanas de la zona rural, tradicionalmente marginados de las políticas públicas.

Este diario hizo serios reparos a las Visitas Sorpresa. El más importante, que desvirtuó las funciones de la mayoría de las agencias del sector agropecuario, las cuales giraron en torno al mismo, y desatendieron sus obligaciones esenciales. Es decir, que se quebró la institucionalidad del sector agropecuario en atención a los propósitos especiales del mandatario. Demasiados recursos invertidos o gastados en un plan donde estaba subyacente o resaltaba el proyecto de continuidad de Medina.

Para no entrar en más detalles, concretemos el asunto en dos cuestiones claves. Hubo resultados positivos y negativos.

Había un capítulo de entrega de equipos a productores, financiados o regalados, casi siempre tractores, utilizados para la roturación de tierras y las siembras. Ahora descubrimos que las actuales autoridades, particularmente la dirección del Instituto Agrario Dominicano (IAD) procuraran “recuperar” esos bienes donados durante las Visitas Sorpresa.

En algunos lugares hay conmoción, porque representantes del IAD se presentan con la fuerza pública para retirar los tractores, que supuestamente son propiedad de esa institución.

No habría que dudar que en algún momento otra comisión viaje para llevarse equipos en funcionamiento como un sistema de bombeo de agua, “propiedad” del IAD.

Estamos ante un absurdo. Se pretende despojar a trabajadores empoderados de unos bienes que les fueron transferidos. Que administran, que les dan mantenimiento, que se mantienen en buenas condiciones y cumplen con una función fundamental para sus fincas.

¿Por qué tiene el IAD que despojar de esos equipos a los campesinos organizados? Sólo se justificaría si los mismos fuesen desviados de sus fines, o sustraídos por terceros ajenos al propósito concebido.

Las nuevas autoridades deben ser cautas. No excederse en el ejercicio de sus facultades y respetar los derechos adquiridos o conquistados por los más pobres. Esta es una más de las tempranas violaciones.

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