Tal y como fue registrado el pasado viernes por la periodista Diana Rodríguez, el gobierno sigue un programa acelerado hacia la normalización, aunque trata de mantener un régimen protocolar de “emergencia” frente a la covid-19.
Una apuesta decidida que tiene como propósito la reactivación económica.

Es una aspiración normal y propia de quienes llevan las riendas de los destinos nacionales y se compadece con la vocación universal de los seres humanos a una vida dentro de los parámetros de lo habitual, muy contrario al estado de excepción.

Pasamos por un período que se supone de alto riesgo, el feriado de la Semana Santa, con las aglomeraciones en sitios de entretenimiento y diversión, pero vistos los hechos después de dos semanas, no se tienen noticias de incrementos consistentes de contagios y muertes.

Sin embargo, persiste la covid-19, y cada día las pruebas registran nuevos casos y ocurren muertes que se agregan al conteo.

Pero es inevitable que surjan preocupaciones. Hasta ahora, el plan de vacunación ha sido exitoso, amparado en los envíos de más de 2 millones de dosis desde China.

Inquieta que las autoridades no respondan con propiedad cuándo llegará el cargamento del millón de vacunas prometido para los primeros días del mes de abril, y ya pasamos la primera quincena.

La vacunación es un eje clave para reducir los contagios. Y la continuidad del programa es fundamental, junto al cumplimiento de las medidas sanitarias.

Entramos esta semana en el décimo tercer período de emergencia, desde el 19 de marzo, en una casi completa flexibilización de las medidas, si las comparamos con el duro período inicial.

No es una exageración decir que el estado de emergencia es una mera formalidad que apenas se cumple. Las noches con la disminución del tiempo de toque de queda han vuelto a la normalidad, el sector público igual trabaja plenamente, lo mismo que el sector privado, y los centros de recreación, restaurantes e incluso iglesias, operan bajo algún rigor dentro los parámetros de distanciamiento. Incluso, en 48 municipios abrieron las clases presenciales.

En fin, se trabaja la normalidad, y hacia allá vamos, pero si no se persiste en el plan de vacunación, corremos peligro. ¿Cuándo llegarán, seriamente, las nuevas dosis de las vacunas chinas? ¿Hacia dónde vamos en esa materia?

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