Proceden correctamente los ministerios de Defensa, Salud Pública y Agricultura con su pronta reacción ante las primeras informaciones que llegan desde Haití sobre un posible brote de ántrax, enfermedad infecciosa que ocasiona una bacteria (Bacillus anthracis) que afecta principalmente a animales con pezuñas, y potencialmente a humanos cuando se exponen a ese microbio, sea a través de la manipulación de animales o cueros de animales, según la página de internet del Department of Health de Nueva York, EE.UU.

Hasta ayer según la Oficina Panamericana de la Salud (OPS) no se diagnosticaron casos confirmados de ántrax en la región y las sospechas se basan únicamente en evaluaciones clínicas preliminares.

Pero también ayer Prensa Latina informaba, citando a medios haitianos, que 10 ciudadanos fueron hospitalizados tras consumir carne de res contaminada y que dos personas fallecieron.

No obstante, aunque no haya versiones oficiales, ante la sola sospecha, y más al tratarse del sistema sanitario es débil y disperso como la mayoría de las instituciones haitianas, nuestras autoridades dispusieron extremar la vigilancia por tierra, mar y aire para controlar la entrada de personas, equipajes y mercancías procedentes del vecino país.

La restricción figura en un memorándum fechado el 21 de julio que el Ministerio de Defensa dirigió a sus cuerpos especializados (Cesfront, Cesep y Cesac), para un cordón sanitario que se implementará en coordinación con el Ministerio de Agricultura.

Hablar de “cordón sanitario”, con todo lo que implica, y activar los protocolos con solo informaciones extraoficiales a mano puede parecer una medida extrema, pero demuestra que nuestras autoridades están advertidas del potencial peligro que acecha.

Tenemos experiencia en materia de cordones sanitarios para contener enfermedades del lado oeste de la isla y garantizar la seguridad de los dominicanos, sobre todo de aquellos que residen en zonas empobrecidas cercanas a Haití (están los casos del cólera, zika, ébola), pero no estaría demás que se dé un reentrenamiento, para refrescar los protocolos, con énfasis en el personal sanitario que ha ingresado recientemente.

Sin alarmar, lo correcto es actuar de conformidad con los procedimientos nacionales e internacionales establecidos para este tipo de situación, con el incremento inmediato de las medidas de prevención para reducir la posibilidad de que esta patología llegue al territorio dominicano.

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