Visita a Monte Grande

Cuando el 17 de febrero pasado el director ejecutivo del Indrhi, Olgo Fernández, ofreció garantías de que los trabajos para entonces recién reiniciados de construcción de la presa de Monte Grande no se detendrían hasta concluida la megaobra, un manto de dudas se formó en muchos sectores.

Cuando el 17 de febrero pasado el director ejecutivo del Indrhi, Olgo Fernández, ofreció garantías de que los trabajos para entonces recién reiniciados de construcción de la presa de Monte Grande no se detendrían hasta concluida la megaobra, un manto de dudas se formó en muchos sectores.

Y había motivos para dudar. Tres o cuatro ceremonias con picazos o palazos para dejar iniciados los trabajos formaron parte del historial de escepticismo. Más de una administración presidencial había anunciado el inicio de los trabajos de la que debe ser la más importante obra para el desarrollo de tres provincias del suroeste del país, las que por demás están entre las más pobres.

Por ese antecedente, la garantía dada por el principal ejecutivo del organismo ejecutor del trascendental proyecto no fue cien por ciento convincente, pese a que desde enero pasado se daban señales de trabajos inherentes a la obra. El Gobierno había aportado unos US$30 millones de recursos propios para reanudar la construcción. No obstante, el síndrome de Santos Tomás no había desaparecido. Además, los tropiezos para el financiamiento de la infraestructura estaban muy recientes.

Cuando a mediados del mes pasado el Ministerio de Hacienda anunció que había concertado un préstamo por US$249.6 millones con el Banco Centroamericano de Integración Económica para financiar la terminación de la presa, entonces la opinión pública comenzó a creer que “va en serio” el proyecto Monte Grande, una obra definida como “El Metro del Sur”, por el impacto económico que tendrá en las provincias Barahona, Bahoruco e Independencia.

La semana pasada el préstamo otorgado por BCIE fue aprobado. Se trató de la reubicación del financiamiento, que originalmente había sido contratado con el Banco Nacional de Desenvolvimiento Económico y Social de Brasil, cuyos desembolsos no se realizaron por problemas de ese banco en su país.

Ahí comenzó la mayor duda sobre el futuro de Monte Grande, obra que aportará agua potable, irrigará unas 700 mil tareas, controlará las avenidas del río Yaque del Sur y producirá 18 megavatios de energía hidráulica. La visita que realizó el presidente Danilo Medina el pasado domingo a observar los trabajos, indica que el mandatario asumió la obra como suya y garantiza que ¡por fin! Monte Grande será una realidad.

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