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Entre tantos avatares y negatividades, a veces olvidamos que es abundante la parte sana de nuestra sociedad, aquella que hace el bien sin mirar a quién y resuelve sin pasar factura; que apoya las causas nobles sin buscar protagonismo y lucha en la primera línea.

Una entidad integrante de esa parte sana de la sociedad que suma gestiones y acciones positivas, es el Voluntariado Banreservas, institución fundada en 1979 que trabaja bajo la sombrilla del Banco de Reservas.

Su impronta es la responsabilidad social con acciones que conllevan a educar sobre la importancia de cuidar el planeta, crear conciencia sobre el cambio climático como una amenaza que se torna cada vez más cercana y alentar a proteger el medioambiente, lo que es perentorio para todas las poblaciones del mundo en los momentos actuales.

A través, por ejemplo, de programas como VIDA, Voluntariado Banreservas permite a los habitantes de las comunidades de los ríos Ozama y Yaque del Norte intercambiar bolsas llenas de botellas y galones plásticos, extraídos de esos cursos de agua, por fundas de alimentos básicos.

Bajo la dirección de la señora Noelia García de Pereyra, que es su presidenta, el voluntariado encara también diversas actividades que buscan garantizar la sostenibilidad ambiental, a través de jornadas de limpieza de los ríos y de reforestación.

Una de las preocupaciones actuales de la institución es trabajar en la educación temprana para el cuidado del medioambiente, no solamente a través de campañas, sino con acciones concretas que involucran a los habitantes y a los jóvenes de las poblaciones vulnerables.

Las jornadas de reforestación que organiza el Voluntariado Banreservas implican a los adultos, pero sobre todo a los niños, así además de aportar a la sostenibilidad ambiental, se despierta en ellos la conciencia del cuidado del entorno, la comprensión de la importancia de los árboles para la conservación de la vida y el compromiso temprano con la naturaleza.

El cambio climático, resultado de la depredación y la extracción acelerada de los recursos del planeta, no es un problema de países y gobiernos únicamente, sino de todos los habitantes de la tierra, de ahí que el accionar de instituciones como el Voluntariado, que se involucra con las comunidades, merece todo nuestro apoyo.

Estas acciones de solidaridad y su sacrificio invaluable, denotan que la orfandad de paradigmas en la sociedad dominicana es solo aparente, y que no es verdad que todo está perdido.

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