El actual capítulo del conflicto entre Israel e Irán, tras la agresión israelí contra Teherán, marca un punto de inflexión en Medio Oriente.
Los bombardeos con cazas furtivos sobre Irán y los lanzamientos de misiles balísticos e hipersónicos sobre Israel llevaron a ambos países a suspender vuelos internacionales, dispararon los precios del petróleo y el oro, y desataron una crisis diplomática y de seguridad de alcance global.
El análisis de la ofensiva israelí llamada “Operación León Ascendente” y la respuesta iraní denominada “Promesa Verdadera III” deben llevarnos a las siguientes preguntas: ¿cuánto le falta a Irán para fabricar un arma nuclear? ¿cuán expuesta está Israel y qué capacidad tiene de destruir el programa nuclear iraní? ¿cómo reaccionarán Europa, Estados Unidos, China y Rusia? ¿qué pasará en el resto de la región?
Empecemos.
IRÁN NUCLEAR
Según el informe de abril de 2025 de la Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA), Irán ha acumulado más de 408 kg de uranio enriquecido al 60%, lo que representa una base “cercana” al nivel de enriquecimiento usado con fines armamentísticos (uranio enriquecido al 90%), aunque se estima que basta con unos 25 kg para fabricar una ojiva nuclear básica.
Y aunque esos 408 kilos de uranio equivaldrían a “varias bombas”, tendría que alcanzar el enriquecimiento al 90 %, lo que sería posible en cuestión de semanas o meses, pero sólo si Irán dispusiera de las cascadas de centrífugas que no tiene.
Además, producir una bomba atómica del tipo implosivo, como la usada por EE.UU. en Nagasaki (1945) requiere más que uranio, hace falta un diseño miniaturizado que hasta ahora Irán puede que haya desarrollado en la teoría, pero aun necesitaría de componentes clave como detonadores de precisión combinada y, además, materiales como el tritio y polonio-210, que es imposible obtener sin ser detectados, y nadie puede afirmar que los tenga.
Además, no existen pruebas de que Irán haya realizado pruebas subterráneas o aéreas, ni siquiera simulaciones sofisticadas o virtuales con supercomputadoras, y nadie ha fabricado una bomba nuclear sin hacer pruebas.
Por si fuera poco, Irán no ha cruzado otro cuello de botella del camino al arma nuclear: miniaturizar una cabeza nuclear para insertarla en un misil o un avión, lo que requiere dominio ultra avanzado de metalurgia, electrónica y dinámica de vuelo, capacidades que le tomaría un par de años en alcanzar.
Y en cuanto a los umbrales políticos, el liderazgo iraní ha insistido en que producir un arma atómica va contra los principios religiosos del Estado Islámico y el mismo Líder Supremo Alí Jamanei, jefe del Estado iraní, emitió una fatwa prohibiéndolo.
ISRAEL Y SUS LÍMITES
En las últimas horas, Israel lanzó una ofensiva sin precedentes: más de 200 aviones, drones y bombas de penetración profunda atacaron instalaciones como Natanz, Isfahán y, posiblemente, también Fordow. Las imágenes muestran severos daños en infraestructuras superficiales de Natanz, aunque los túneles y las instalaciones subterráneas aún estarían intactas.
Según las autoridades israelíes, el ataque fue diseñada para deteriorar la capacidad de enriquecimiento de uranio de Irán, aunque hasta ahora no hay reporte de fugas ni radiación exterior.
Pero una campaña de bombardeos prolongada y coordinada, especialmente contra las instalaciones subterráneas de Irán, necesitaría días o semanas de fuego intenso, y requeriría de bombarderos estratégicos como los B52, que Israel no tiene.
Y aunque Tel Aviv cuenta con una robusta flota de cazas F‑35 y F‑15IA de largo alcance, su capacidad de reabastecimiento aéreo de combustible a base de aviones cisterna Boeing KC-46 Pegasus no es suficiente, por lo que necesitaría autorización para sobrevolar Arabia Saudita, Irak y Jordania, apoyos con lo que no cuenta y que no serían fáciles de conseguir.
Esto se debe a lo extenso del territorio de Irán, de más de un millón 700 mil km2, que tiene instalaciones de su programa nuclear dispersas en los cuatro puntos cardinales del país, sin contar las fábricas y depósitos de los misiles balísticos, también dispersos en otras localidades.
Incluso el escenario ideal para Israel le permitiría degradar el programa nuclear de Irán, pero no eliminaría el conocimiento nuclear iraní, que podría reactivarse. Así que, hasta ahora, los golpes parecen diseñados para “comprar tiempo”, no para aniquilarlo por completo. Y hasta ahora, es probable que el tiempo comprado haya sido poco
EUROPA Y LAS ARMAS
El deterioro de la imagen internacional de Israel se ha agravado por su ofensiva en Gaza, que ya costó más de 55,000 vidas de palestinos según reportes de la ONU, lo que está generando una reacción en la sociedad y la clase política europea.
Reino Unido suspendió 30 licencias de venta de armamento (F‑16, UAVs, navales) desde el 2 de septiembre de 2024, aunque mantuvo el suministro indirecto de piezas para F‑35, vía terceros.
Alemania aprobó ventas por 326 MM de euros en armas a Israel entre octubre 2023 y 2024, pero en 2025 limitó esa cifra a 14,5 MM. Bélgica se sumó a la suspensión de venta de armas en Valonia, en febrero 2024.
Mientras que España, Italia y Países Bajos ya cancelaron exportaciones nuevas desde otoño 2023.
De manera que Europa está limitando sistemáticamente la venta de armas a Israel, especialmente desde que la Corte Penal Internacional (CPI) emitió la orden de arresto contra Benjamín Netanyahu, y aunque esa presión no es homogénea, ha obligado a Israel a buscar nuevos aliados y proveedores en Asia y EE.UU.
Europa deberá decidir si apuesta por mantener sus principios tras suspender y cancelar ventas de armas a Israel o si, por el contrario, sale en su defensa para ayudarle a derribar misiles y drones iraníes.
EE.UU., CHINA Y RUSIA
La vuelta de Trump a la Casa Blanca ha servido como escudo político para Israel y Washington se está involucrando de manera indirecta, pero muy cercana, en el conflicto con irán, interceptando misiles y drones iraníes y proporcionando apoyo logístico a Israel en el Golfo Pérsico.
Las señales que dio EE.UU. previo al ataque israelí evidencian que Washington tenía conocimiento de lo que venía, por ejemplo, Trump anunció el pasado 11 de junio, el retiro de todo el personal de su país en la región.
Aunque en principio Trump felicitó a Israel por el ataque y celebró la muerte de los altos mandos y científicos iraníes, llamando a Irán a volver a la mesa de negociaciones y amenazando con represalias si rechazaban negociar, en su conversación telefónica con Vladimir Putin se mostró de acuerdo con poner fin al conflicto. Como si eso fuese tan fácil.
Y mientras Israel intenta arrastrar a Washington a participar activamente en el conflicto, el ala pro-diálogo del Partido Republicano (y algunos círculos del Pentágono) muestran cautela pues creen que un golpe exagerado a Irán podría desestabilizar regiones críticas como el Golfo Pérsico y afectar a Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes Unidos.
Además, voces desde Teherán están amenazando con cerrar el estratégico Estrecho de Ormuz, por donde circula el 20% del petróleo y el gas natural licuado que se vende en el mundo.
Pekín y Moscú han mantenido una actitud de neutralidad activa, denunciando la catástrofe humanitaria en Gaza y ejerciendo presión para el diálogo entre Teherán y Tel Aviv, pero denunciando la ofensiva israelí como violatoria del derecho internacional.
China ha expresado reiteradamente su oposición a acciones unilaterales que suban la temperatura regional. Mientras que Rusia se abstiene de confrontar directamente a Israel, pero da asistencia técnica a Irán en defensa antiaérea.
La política de moderación y multilateralismo de ambas potencias busca mantener su rol como mediadores en un Medio Oriente convulso.
EE.UU., China y Rusia tendrán que emplearse a fondo para detener la escalada y evitar que empeore el ya turbulento panorama económico mundial.
Especialmente Pekín y Moscú deberán desempeñarse a fondo si EE.UU. quiere evitar que este conflicto empuje a Teherán, ahora sí, a emprender la fabricación del arma nuclear.
OTROS FRENTES
La ofensiva israelí no se limita a Irán, Netanyahu sigue abriéndose frentes regionales en paralelo:
En Yemen vienen realizando bombardeos junto a EE.UU., mientras los Hutíes han respondido con misiles balísticos hipersónicos.
En el Líbano, Israel parece haber cesado los ataques, pero los expertos advierten que Hezbollah solo está agazapado, no destruido, por lo que podría atacar a Israel en cualquier momento.
Siria no termina de estabilizarse y al igual que Irak, podría ser escenario de combates si se movilizan las fuerzas proiraníes; además, hay presencia de fuerzas estadounidenses que ya antes han actuado contra Teherán y han sido blanco de ataques iraníes.
Todos estos actores podrían formar un frente múltiple que daría lugar a una confrontación regional total que desestabilizaría, aún más, a Medio Oriente.
GAZA COMBUSTIBLE
La ofensiva israelí iniciada en 2023 sobre la Franja de Gaza sigue siendo el principal catalizador del conflicto, y más allá del impacto destructivo de los ataques entre Teherán y Tel Aviv, el conflicto palestino-israelí es el combustible emocional que legitima o condena acciones como la actual agresión contra Irán.
Mientras, la negociación nuclear con Estados Unidos está en riesgo, de hecho, ahora la gran pregunta es si Teherán moderará el desarrollo de su programa nuclear o si seguirá aumentando el enriquecimiento de uranio como ya anunció pocas horas antes del ataque israelí.
Detener una guerra, después que potencias regionales como Israel e Irán han cruzado el umbral de la confrontación abierta, no es sencillo. En ambos lados hay civiles muriendo y sufriendo, grandes pérdidas económicas y ambas naciones tienen potencial militar y unidad cultural y religiosa para usar ese sufrimiento como combustible para la guerra.
Irán ha desarrollado una alta resiliencia ante los conflictos impulsados por Occidente, así que no le será difícil superar la muerte de sus militares y científicos por los sorpresivos ataques israelíes. Aunque su infraestructura y su economía han recibido duros golpes.
Israel parece quedarse corto en su intención de infligir un daño irreparable a Teherán y ha recibido fuertes impactos sobre su infraestructura y su economía, al tiempo que solo logra empeorar su imagen internacional y no consigue llevar a Washington al campo de batalla.
Así que es necesaria una intervención diplomática seria y comprometida con la paz para detener este lamentable conflicto.
Porque el peligro real está en tres variables:
- La capacidad de Irán de convertirse en potencia nuclear y que esta guerra lo empuje a fabricar armas atómicas;
- La posibilidad de que Israel destruya ese programa nuclear (que según las evidencias disponibles es 100% pacífico) sin pagar un alto precio político y económico;
- La posibilidad de que la comunidad internacional no sea capaz de mediar y lograr la paz.
La pregunta es evidente: ¿se impondrá un cese al fuego o estamos ante una guerra regional sin retorno?