Las primarias del Partido Revolucionario Moderno (PRM), del pasado domingo, siguen siendo tema de debate. Las sorpresas desprendidas de este ejercicio democrático interno, han sido muchas, quienes aparecían en primeros lugares de simpatía y posicionamiento fueron los últimos en las votaciones.

Es el caso de Manuel Jiménez, alcalde de Santo Domingo Este, que ha estado en una etapa reflexiva desde ese día y sólo se limitó a escribir a través de sus redes sociales un mensaje en el que se hace muchas preguntas y que deja entrever su opinión e inconformidad con el proceso del que fue parte como militante del PRM, si es que se puede llamar así, dado a que muchos perremeístas no lo ven como uno de ellos.

Él, prometió hablar en la mañana de hoy lunes, no se sabe qué dirá, algunos apuestan a que se irá del partido oficial, del que es parte desde que decidiera marcharse del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), por no estar de acuerdo con algunas ideas planteadas por el presidente del mismo, Danilo Medina y ver frenado su deseo de ser candidato alcalde por Santo Domingo Este.

El mejor activo que tiene Jiménez, es su impronta de servicio y entrega a las causas que asume, sin buscar mayores intereses que no sea el de servir al pueblo, acompañado de la transparencia y honradez que siempre han sido parte de su accionar, desde que decidió incursionar en política. Sin embargo, hoy día eso por sí solo no basta y está demostrado. Por algo perdió.

Tal vez a Manuel le faltó gerencia al inicio de su gestión, por el deseo de cambiar las cosas de golpe y porrazo, a tal punto que el Gobierno central tuvo que ir en su auxilio ante las tantas críticas hacia su gestión, de parte de los munícipes, pero con el paso de los días y los meses logró recuperarse y encontrar el ritmo para darle respuesta a un municipio complejo por la cantidad de barrios que agrupa y por las necesidades que aún no han sido satisfechas a los largo de los años desde su fundación.

Ojalá, que hoy cuando hable, lo haga convencido de que en la política es más lo que no se ve que lo se sí se ve, como dijo Juan Bosch, el líder que admiró por mucho tiempo Manuel y que su enojo no le lleve a hacer algo de lo que mañana pudiera arrepentirse.

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