La semana pasada un hecho se convirtió rápidamente en tendencia en redes sociales y en tema de discusión en diferentes medios puesto que figuras emblemáticas del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), aparecían empadronados en el Partido Fuerza del Pueblo.

Tan pronto la noticia corrió, no faltaron las voces que aseguraron que estaban a la espera que eso se produjera, señalando al hoy candidato oficial del partido morado, Abel Martínez, como un aguacate, calificativo que el propio presidente del partido verde, Leonel Fernández, utiliza para identificar a quienes aunque no estén a su lado, sienten y padecen por la FP y en determinado momento se prevé que puedan pasar a formar parte de sus filas.

Los más sensatos mostraron incredulidad con la noticia, mientras que pocas horas después el equipo del candidato desmintió el desafortunado hecho.

El PLD corrió de inmediato a presentar una denuncia a la Junta Central y Electoral. Esta situación puso incluso, al pleno de la JCE a hablar luego de una larga reunión y a decidir una posición al respecto.

El organismo electoral y los líderes de los principales partidos políticos deben abrir los ojos, puesto que aunque se firmó un pacto en buena fe, procurando parar el desbordamiento del proselitismo, no es cierto que algunos militantes políticos y estrategas, se quedarán de brazos cruzados viendo subir y bajar números y pasar los días, semanas y meses, y cada vez más cerca la fecha de la “batalla electoral”.

La JCE, aseguró que “no está en nuestras atribuciones organizar ni conformar los registros de afiliados de los partidos, agrupaciones y movimientos políticos”, al momento de reconocer la debilidad ante la inexistencia de una plataforma digital oficial o sistema para la verificación pública de afiliación partidaria de la ciudadanía eficiente.

La política dominicana es tan folklórica que eso que pasó con el candidato presidencial del PLD, es apenas el inicio de un sin número de hechos y situaciones que veremos en este largo trecho hacia las presidenciales del 2024. Tenemos una amplia referencia de otros procesos electorales pasados.

Ojalá y en esta contienda la creatividad esté a flor de piel, pero no sólo para fabricar mentiras y engaños entre los candidatos de los partidos que buscarán ganar la Presidencia, sino, también para ofrecer al electorado algo más que palabras vacías y promesas que no siempre se cumplen y poner en marcha el clientelismo político que tanto daño nos ha hecho a lo largo de nuestra historia.

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