No creo que ella permita que en estas aguas se introduzca ningún molusco, mucho menos un pulpo de dos o más cabezas. Por eso, desde que asumió el timón de su barco, se le ve, con escafandra y arpón, buceando en todos los espacios marinos, por profundos que sean, en los que ya arponeó, como acaba de denunciar, cuatro peces que con evidente milicia han mordido algunas carnadas presupuestales…¡Y eso es empezando!… (No tengo ni que decir que me refiero a Milagros Ortiz Bosch, quien es capaz –la conozco bien- de arponear a su mismo Jefe, si acaso él o un pariente o enllave cometieran alguna bellaquería).

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