Manuel Regalado, ciudadano digno, empleado de Claro, denunció una trama de agentes de la inteligencia militar contra los comicios del domingo, quienes habrían saboteado el sistema informático de votación de la Junta Central Electoral. Pero, en vez de apresar a los delincuentes, lo que hizo la Policía Nacional (dudo que por su cuenta) fue someter al denunciante a brutal tortura, como si Danilo se apellidara Trujillo. (Ojo. Atención: No creo que los buenos peledeístas que quedan apoyen este injustificable acto de brutalidad, que salpica a un partido que fue inspiración de Juan Bosch… Sinceramente, eso espero).

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