Lenis García Guzmán
Especial para elCaribe
¿pero es el derecho de libertad de expresión un derecho ilimitado? ¿Cómo evitar que este derecho trascienda los límites de otros derechos en las redes sociales? ¿Hay alternativas viables para regular sin violentar nuestros derechos? Estas son las profundas inquietudes.
En varios países y continentes se han concretado avances importantes con respecto a esta discusión, se destacan Europa como el continente puntero en cuanto a las regulaciones sobre las redes sociales desde diferentes ámbitos, aunque fundamentalmente desde la óptica judicial.
En el continente europeo, la discusión sobre la forma y tipos de regulación de las plataformas online y las redes sociales se encuentra a flor de piel, en estos momentos transita un punto de especial intensidad y complejidad. En diversos países Europeos existen precedentes sobre aspectos relacionados con las redes sociales.
Recientemente un tribunal Belga ha ordenado a Facebook no continuar rastreando ni almacenar datos (a través de las llamadas “cookies”) acerca del comportamiento de sus usuarios cuando visitan páginas web ajenas a la red social, y advirtió de de la imposición de una multa de 250.000 euros al día en caso de hacerlo. Por su parte, en Francia un usuario demandó también a Facebook por desactivar y dar de baja su perfil en la red sin aviso previo ni justificación. El usuario perjudicado relacionó la decisión al hecho de haber publicado en su perfil una imagen del cuadro “El origen del mundo”, de Gustave Courbet. Una obra conocida e importante en la historia del arte universal, la cual aparentemente habría transgredido las normas internas de la red social en materia de desnudez femenina al presentar en primer plano los órganos sexuales de una mujer. Se está a la espera de la decisión judicial.
Otras decisiones están relacionadas con el uso negativo de las redes sociales y el posicionamiento de mensajes de odio. Sobre este punto en Austria, el Tribunal Supremo ha decidido enviar al Tribunal Europeo de Justicia en Luxemburgo una cuestión prejudicial a propósito de la pasividad de Facebook a la hora de detectar y eliminar una serie de comentarios que atacaban frontalmente y de forma descarnada a la líder del Partido Verde, que pedía, entre otras medida, que fuese enviada a una cámara de gas. Concretamente, pregunta el alto tribunal austríaco si el ordenamiento europeo permitiría imponer a Facebook un deber de eliminar ese tipo de comentarios, especialmente cuando son radicalmente contrarios al principio de dignidad humana y a las normas en esta materia aplicables en el país correspondiente.
Igualmente, en el ámbito de la Comisión Europea se han tomado medidas, la Unión Europea, en 2016 suscribió un acuerdo con Facebook, Twitter, YouTube y Microsoft, en virtud del cual las compañías en cuestión asumían la responsabilidad de implementar una serie de mecanismos y procedimientos que deberían permitir eliminar expresiones ilegales de odio de forma rápida y eficaz. Más recientemente, Facebook, Twitter y Google han llegado a otro acuerdo con la Comisión Europea para mejorar la protección a los usuarios europeos de estas redes y plataformas, especialmente desde el punto de vista de la normativa y la jurisdicción aplicable.
El impacto de las redes sociales es tal que, en Estados Unidos, por ejemplo, a partir de octubre del 2017, el departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (por sus siglas en ingles DHS) comenzó a espiar los datos de las redes sociales de todos los inmigrantes en ese país, incluidos residentes permanentes y ciudadanos naturalizados, como parte de una propuesta para modificar el registro de datos de extranjeros. Esto constituye un proceso amplio de vigilancia de alta tecnología.
También, el presidente o CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, fue interpelado en el Congreso Norteamericano en relación con sus políticas de uso y protección de las informaciones privilegiadas que manejan y su eventual influencia en las recientes elecciones presidenciales de Estados Unidos. Después de que se informara que los operativos vinculados con el gobierno ruso supuestamente habían manipulado la plataforma de Facebook para influir sobre los estadounidenses en las elecciones presidenciales del 2016, esta empresa ha estado bajo una ardua investigación por parte del Congreso e Investigadores Federales de USA. Razón por la cual Facebook diseñó recientemente una “sala de Guerra” desde su sede en California para blindarse de repetir problemas similares y abatir la diseminación de información falsa en sus plataformas.
En américa Latina, la consolidación del debate va acrecentando su auge, no solo Venezuela ha divulgado su interés en regular estas redes, también podemos citar los casos de Ecuador, Perú, Guatemala y recientemente Bolivia. Por su parte, en Colombia ya transitan en su Tribunal Supremo varios procesos relacionados con esta discusión.
En el contexto dominicano, tenemos ya un precedente. Podríamos considerar como punto de partida hacia la regulación de las redes sociales el artículo 44 numeral 6 de la Ley 33-18 de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos. Esta norma sanciona “la difusión de mensajes negativos a través de las redes sociales que empañen la imagen de los candidatos”. Establece sanciones conforme a los artículos 21 y 22 de la Ley 53-07 sobre crímenes de alta tecnología; es decir, penas que van de tres meses a un año de prisión y multa de cinco a 500 salarios mínimos.
Este artículo ya ha sido atacado ante el Tribunal Constitucional por entidades que le consideran amenazante a la libertad de expresión. No obstante, el debate aún no protagoniza la agenda dominicana, pero estemos alerta, que de seguro no demora. Mientras tanto, pensemos si es necesario o no regular las redes sociales, y cómo hacerlo sin lacerar el derecho a la libertad de expresión previsto en el artículo 49 de nuestra constitución.
Las redes sociales han revolucionado el mundo, la forma en que las personas interactúan e incluso los negocios, pero impactó sin aviso previo, y se encontró con marcos regulatorios muy tradicionales en los cuales su irrupción no era algo visible ni imaginable.
Muchos países desarrollados ya han iniciado la ruta hacia la regulación. Establecer un mínimo de regulaciones y políticas globales de buenas prácticas resulta necesario, incluso para garantizar su permanencia y desarrollo; el gran desafío radica en cómo regularlas sin violentar otros derechos, muy especialmente el derecho a la libertad de expresión de los usuarios.
A diferencia de entonces, en la actualidad este problema ocupa el interés nacional, a lo que se suma un elemento adicional, el creciente desarrollo de la Inteligencia Artificial. Y la expansión de nuevas plataformas como Tik Tok.
Evidentemente, estas vías o plataformas de comunicación ameritan de reglas mínimas, para un uso eficiente, positivo y no dañino. Ahora bien, siete años después, el reto sigue siendo el mismo: “Cómo logramos regularlas sin lacerar otros derechos fundamentales” no resulta ilegítimo, tampoco descabellado, se ha logrado en otros medios de comunicación, los medios tradicionales están regulados.
El desafío está a la vista y la necesidad de poner orden también.