Activistas haitianos, con el apoyo de grupos y ONG locales, patrocinadas por organismos internacionales, están promoviendo la tesis de que la República Dominicana formó parte en el pasado de la República de Haití, que el territorio nuestro les fue usurpado y que por tanto legalmente le pertenece a esa nación con la que compartimos la isla.

La afirmación, propalada verbal y en folletos impresos en el país, ha sido impulsada incluso en charlas impartidas en escuelas primarias con el consentimiento de profesores y directores dominicanos y, aparentemente también, por el Ministerio de Educación. Toda esa campaña, sin base histórica, ha sido emprendida con el propósito de ir sembrando en la mente nacional y en los dominicanos del futuro, la idea falsa de que el país debe ser parte de Haití y que el rechazo a la inmigración ilegal descontrolada no es más que una expresión del racismo que supuestamente nos caracteriza por esa causa.

La pretensión carece de base, porque todas las campañas militares que consagraron nuestra independencia se libraron en el territorio nacional contra el invasor haitiano y ningún soldado dominicano ha cruzado nunca en la historia de las dos naciones la línea divisoria que nos separa. Además, la independencia nacional se alcanzó de pleno en 10 heroicas batallas libradas entre el 19 de marzo de 1844, en Azua, hasta enero de 1856, en Sabana Larga, Dajabón. Diez sangrientas batallas en cuatro campañas, en defensa del ideal independentista, contra una ocupación militar que duró desde el 1822 a 1844.

Como la enseñanza de la historia patria es tan deficiente en el sistema escolar, y gran parte de nuestros escolares la desconoce y apenas puede entonar una o dos estrofas de nuestro himno, es de la más alta prioridad que los ministerios de Educación y de Cultura presten la debida atención a esta peligrosa campaña contra la esencia de la nacionalidad dominicana.

Posted in La columna de Miguel Guerrero

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