El título de la entrega anterior era apostemos por la diplomacia pues ella es un arte complejo que se desarrolla entre naciones, especialmente en contextos de conflictos y guerra, en medio del caos y la adversidad, la capacidad de los países para negociar y encontrar soluciones pacíficas, pues en el contexto de un conflicto armado la diplomacia se convierte en una herramienta fundamental.
Hago esta reflexión por el reciente conflicto que se convirtió en una guerra de 12 días (del 12 al 23 de junio del 2025) entre Israel e Irán, que lleva varias décadas, y estalló con ataques aéreos israelíes en el interior de Irán dirigidos contra instalaciones nucleares y militares, según Israel. Las explosiones resonaron en Teherán y el resto del país. Estados Unidos desempeña un papel complejo como aliado de Israel y mediador de la región. Pero cuando intervino con ataques a Irán, parecía que se complicaba todo. Este conflicto es un ejemplo de cómo la diplomacia se manifiesta y opera en conflictos y termina con el cese al fuego.
Pues la paz en que pensaron los fundadores de las Naciones Unidas no era la paz de los cementerios ni la de los campos de concentración, sino una paz humana, que permitiera la vida del cuerpo y del espíritu. La paz no es simplemente la ausencia de guerra, sino que lleva aparejado la justicia y la eliminación de las desigualdades, que tiene dimensiones sociales, económicas, y culturales y que requiere el respeto por los derechos humanos.
La paz es indispensable y debe alcanzar a todos los países con independencia de su dimensión geográfica, su poderío económico y militar. La Paz tiene un sentido universal, debe por tanto extenderse a todos los rincones de la tierra y beneficiar por igual a todos los pueblos.
Pero esa paz de la que les hablo no podrá ser duradera y mucho menos justa si no es una paz para todos. Se impone un mundo en que el hambre, la miseria, la inseguridad, el analfabetismo, son el azote de cientos de millones de seres humanos. La paz verdadera se encuentra allí donde las soluciones para los problemas de la humanidad están por resolverse.
La paz es posible, pero la mundial sólo podrá ser posible y asegurada en la medida en que todos los países tengan la conciencia y la decisión de luchar por ella. No solo para una parte del mundo, también para los países pequeños, la humanidad debe estar consciente del gran problema que es la guerra.
Y así afianzar la paz en el mundo entero y crear para los pueblos en vías de desarrollo condiciones dignas del ser humano, esa paz negociada y la búsqueda a las soluciones de las tensiones en esos intensos 12 días. Eso fue lo mejor para la paz en el mundo.
Para terminar, debemos felicitar a todos en Israel e Irán, por el acuerdo total del alto al fuego.