El modelo democrático se fundamenta en un ejercicio que comparten los partidos de gobierno y los de oposición para garantizar el equilibrio de poder. En el juego democrático, en las últimas décadas también juega un papel fundamental la sociedad civil, especialmente como mecanismo de presión.
En esta etapa de la democracia dominicana, el partido de gobierno, PRM, ha concentrado el mayor poder que una organización política haya logrado en los últimos 50 años. Tiene el Ejecutivo, mayoría calificada en el Congreso y el control de todos los órganos autónomos y del poder municipal.
Igualmente, en el actual contexto la oposición que tiene el país es la más débil de la etapa democrática, especialmente porque la FP, principal organización de oposición, es un partido todavía en construcción y el PLD va en caída. Esa reconfiguración del sistema de partidos ha perjudicado el papel de la oposición en esta etapa.
Adicionalmente, entidades de la sociedad civil que históricamente han ejercido presión sobre los gobiernos de turno, ahora tienen un papel menos activo y de poco impacto con respecto a otras gestiones. Es el caso de Participación Ciudadana, que jugó un rol de presión contra los últimos gobiernos del PRSC y el PLD, pero, ha perdido espacio en la era del PRM.
Incluso tiene una crisis de reputación por las informaciones que ha dado a conocer el Gobierno de Estados Unidos sobre el financiamiento a entidades de ese tipo a nivel mundial. Además la participación de muchos de sus directivos en el Gobierno y también, varios periodistas que ejercían presión junto a esa entidad forman parte del gobierno actual.
Varios activistas sociales han dejado de lado sus antiguas luchas para forma parte del Gobierno. No es ilegítimo que periodistas y activistas formen parte de un gobierno, ocurrió antes, pasa ahora y se repetirá en el futuro. Por causas diversas, hay un desequilibrio en el Gobierno y oposición (partidista o no), que dificulta el contrapeso al poder, tan necesario para la salud de la democracia.
