El 6 de agosto del 2022, debe quedar marcado en la historia del país como el día en que el pueblo dijo que llegó el fin de la tolerancia a la presencia de ilegales en el suelo dominicano. La marcha Patriótica convocada por el Instituto Duartiano habló fuerte y claro. Primero, a la comunidad internacional, para que sepa que no hay solución dominicana al caos de Haití; y segundo, a las autoridades nacionales para que sepan que el pueblo se empoderó del tema, y que hay que tratarlo con mayor seriedad, y no con fines politiqueros como muchas veces ha ocurrido con un problema tan serio que implica la integridad y protección del territorio.

No sorprende que tanta gente de manera espontánea acudiera a la convocatoria, de forma entusiasta y organizada a expresar su preocupación y alzar la voz para evitar que en un futuro, no muy lejano, los haitianos en territorio dominicano superen en número a los dominicanos, porque de continuar por el camino que lleva, ese será la realidad en unos cuantos años.

Pero la manifestación patriótica multitudinaria, no debe calibrarse solo por la gran cantidad que asistió. La comunidad que la apoyó desde el hogar o puesto de trabajo, fue mucho más grande, inmensamente más amplia.

Sin exagerar, hay una invasión pacífica al territorio. Quien dude lo que ocurre que haga el siguiente ejercicio. Hace unas ocho semanas visité en un campo de una de las provincias fronterizas y el tema de los comunitarios era la presencia de ilegales haitianos. Cuando investigué el porqué de tal preocupación, varios me invitaron hacer el ejercicio de observar durante la noche como los ilegales del vecino país se apoderan de las calles porque eso daría una idea de cómo han invadido comunidades completas. La experiencia fue escalofriante.

Cuando el pueblo habla hay que escucharlo, por algo el tema migratorio aparece en las encuestas en el cuarto y quinto lugar entre los que más preocupan, y de no ser por la inflación y la inseguridad, estuviese en los primeros lugares.

El error sería tomar esa preocupación a la ligera y que sigan hablando del tema porque es popular y unifica al país. Me temo que quien no tome este tema en serio lo pagará caro, el pueblo conoce al cojo sentado y al ciego durmiendo.

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