El Tribunal Constitucional, que el pasado mes de diciembre cumplió diez años de su fundación, está ranqueado como la institución pública de mayor prestigio, respeto y credibilidad en el país. Creado mediante el artículo 184 de la Constitución, inició sus labores el 28 de diciembre de 2011, cuando el Consejo Nacional de la Magistratura seleccionó sus primeros jueces.
Bajo el liderazgo de su presidente, Milton Ray Guevara, ese primer grupo de jueces arrancó a trabajar a “mano pelá”. Sin local propio, despachando un día en un lugar y luego en otro. Finalmente fue alojado en el edificio del Inespre, donde al inicio tuvo que compartir el espacio con una institución dedicada al manejo de productos agropecuarios y varias oficinas funcionaron desde furgones. Las damas tenían que hacer fila para ir al baño.

A pesar de las limitaciones materiales, especialmente de espacio físico, el Tribunal Constitucional se ha convertido en una institución modelo en el país y referente internacional. En ese tiempo ha recibido más 6 mil expedientes y emitido más de 5 mil 670 sentencias, para una efectividad de 86%. Sus decisiones han restituido derechos como la que reconoce que las uniones libres de pareja generan derechos; ha protegido la libertad de expresión; protección a la nación como la 168/13, que define los criterios para la nacionalidad y ha puesto límites al poder como el rechazo al recurso que buscaba anular la vigésima disposición transitoria de la Constitución.

Esa institución en más de diez años no ha tenido un solo ruido que afecte su reputación, credibilidad e imagen. Es por eso que genera inquietud que el gobierno haya planteado en su proyecto de reforma a la Constitución modificar el funcionamiento de esa corte. Plantea modificar el artículo 182, para que en lugar de 9 años, quien la presida, dure solo tres años en el cargo. Propone modificar el artículo 186 para modificar la mayoría calificada de 9 votos para aprobar un fallo.

En el caso del TC, tienen razón quienes sospechan del intento de cambiar esa institución sin ninguna justificación. El Constitucional lo que necesita es un edificio acorde con su investidura y jueces de calidad como los que ha tenido.

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