El conflicto entre Hamás e Israel tiene raíces históricas y políticas que se desarrollan durante el siglo XIX y principios del XX, en la región de Palestina, bajo el dominio del Imperio Otomano fundado por Osman I, en el siglo XIII.

Las comunidades judías y árabes compartían un suelo rico en historia pero divergían en sus sueños de identidad nacional, sembrando las semillas de la tensión en esta tierra donde el choque de culturas y deseos se cernía en el horizonte.

Un giro monumental ocurrió en 1917, con la Declaración Balfour, una carta emitida por el Reino Unido que prometía el apoyo británico a un «hogar nacional judío» en Palestina. Esta promesa dividió aún más los caminos de judíos y árabes, allanando la senda hacia la creación de Israel en 1948. Los ecos de este acto resuenan en las décadas posteriores.

El 14 de mayo de 1948, Israel obtiene su independencia conformándose el estado de Israel mediante una guerra armada o la Nakba, que significa «catástrofe» en árabe. Este conflicto marcó un punto de inflexión crítico en el escenario global y en la historia de Oriente Medio por varias razones:

La Guerra de 1948 culminó con la declaración de independencia de Israel, estableciendo un estado judío en una parte de lo que anteriormente era Palestina bajo mandato británico. Esto fue un evento de gran importancia en la historia del pueblo judío, que finalmente tenía su propio estado después de siglos de diáspora y persecuciones.

La creación de Israel provocó el desplazamiento de cientos de miles de palestinos árabes de sus hogares. Muchos de ellos se convirtieron en refugiados y perdieron sus propiedades, lo que llevó a una tragedia humanitaria y la creación de la cuestión de los refugiados palestinos, que sigue sin resolverse hasta el día de hoy.

Tanto para los israelíes como para los palestinos, la Guerra de 1948 y sus consecuencias representan una herida profunda en sus psiques colectivas. Los israelíes celebran la independencia de su estado, pero también reconocen el sufrimiento de los palestinos. Estos últimos, por su parte, ven la Nakba como una pérdida catastrófica y una injusticia histórica.

La Guerra de 1948 y sus secuelas marcaron el comienzo de un conflicto continuo entre israelíes y palestinos que ha perdurado durante décadas. A pesar de los esfuerzos internacionales y los intentos de negociación, el conflicto no ha alcanzado una resolución definitiva, y sigue siendo una fuente de tensión en la región y a nivel mundial.

Israel nació y palestinos árabes fueron desplazados. Esta tragedia compartida se convirtió en una herida profunda en la psique de ambas comunidades,  que sigue abierta y sangrando en medio de un conflicto sin resolución definitiva. Las consecuencias siguen siendo un tema central en el conflicto israelí-palestino. Ambas facciones luchaban por el control político en los territorios palestinos.

La trama continua centrándose en tierras específicas, como la Franja de Gaza.

Esta tierra, objeto de luchas ferozmente disputadas, se ha convertido en un símbolo de la discordia.

Un punto crítico en el conflicto entre Hamás, un grupo político y militar palestino e Israel ocurrió en 2007, cuando Hamás tomó el control de la Franja de Gaza.

En respuesta a la toma de control de Gaza por parte de Hamás, Israel impuso un bloqueo a la Franja de Gaza, restringiendo severamente el movimiento de personas y bienes, hacia y desde Gaza, lo que generó dificultades humanitarias significativas para la población de Gaza.  Además, la comunidad internacional, incluidos Estados Unidos y la Unión Europea, consideró a Hamás una organización terrorista y cortó la ayuda financiera a Gaza.

Organizaciones de derechos humanos han acusado a Israel de violar los derechos humanos de los palestinos en Gaza debido a las condiciones impuestas por el bloqueo.

Estas restricciones en la frontera ha limitado el acceso a alimentos, medicinas, combustible y otros suministros básicos en Gaza. Esto ha llevado a condiciones de vida difíciles para la población local y ha contribuido a la crisis humanitaria en la región.

También ha tenido un impacto negativo en la calidad de vida y las oportunidades de desarrollo de los palestinos en Gaza. Las restricciones en la movilidad de las personas han dificultado el acceso a servicios médicos, educación y empleo.

La economía de los palestinos en Gaza también se ha visto afectada, al ser limitadas  las exportaciones e importaciones, lo que ha resultado en altos niveles de desempleo y pobreza en la región.

Israel argumenta que el bloqueo es necesario por motivos de seguridad, ya que busca prevenir el contrabando de armas y materiales utilizados por grupos militantes en Gaza. Sin embargo, la comunidad internacional ha instado repetidamente a Israel a aliviar estas restricciones debido a su impacto humanitario. La cuestión del bloqueo en Gaza es un tema altamente controvertido y políticamente cargado en el conflicto israelí-palestino.

Desde 2007, la Franja de Gaza ha estado bajo el control de Hamás. Este evento marcó un importante punto de inflexión en el conflicto.

Historia, territorio, religión y política se entrelazan en una red que ha perdurado durante más de un siglo y que continúa hasta el día de hoy, siendo una de las consecuencias más recientes, el ataque sorpresa a Israel por milicianos palestinos armados que se infiltraron en territorio israelí con el lanzamiento de más de 5.000 cohetes disparados desde la Franja de Gaza, convirtiéndose en la mayor ofensiva por tierra, mar y aire contra Israel 50 años después del ataque sorpresa egipcio y sirio que dió inicio a la Guerra de Yom Kipur el 6 de octubre de 1973.

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