“Voy a trabajar para hacerle casa a mi mamá”, “Seré médico para salvar vidas, mi madre murió siendo un niño”, “Tengo que llegar a ser alguien, solo tengo 16 años, para ayudar a mi mamá a vivir bien”. Todas estas expresiones son manifiestas en niños y jóvenes de escasos recursos, cuyo objetivo principal es el bienestar de su madre. Otros, de regiones donde salen nuestros peloteros, van subiendo con esa misma motivación, que posiblemente es la que les da el mayor impulso y fuerza en su desempeño en el beisbol, sin pensar a veces en ellos mismos, sino lograr esa meta por ella. No podemos dejar de lado también cuando estas, también por sus hijos, dejan sus campos para venir a “romper brazos” y pasar todo tipo de situaciones en la ciudad, la mayoría con trabajos del hogar, y otras tantas por diferentes fuentes emigran desde República Dominicana a otras naciones con el alma desgarrada, dejándolos con el padre, abuela, a veces un hermano mayor u otro familiar, y en ambos casos, se van con la meta de sus mentes de “sacrificarlo todo para sacar sus hijos adelante y hacerlos profesionales, hombres y mujeres de bien”. Claro está que algunas en esa búsqueda, penosamente pierden sus familias por los riesgos de no estar presente en el hogar, y lo que es mayor, estos a veces no entienden, y al verse rodeados de todo tipo de variables manejan sentimientos de soledad, tristeza y desesperanza.

Como no recordar a Marta, con apenas unos veintipocos años, trabajando en una empresa farmacéutica, en la cual duró aproximadamente más de una década en su posición de secretaria de recepción, con quien interactuaba con frecuencia, antes de sus bonificaciones y doble sueldo solía decirme llena de alegría: “Todas las estoy ahorrando, y apartando una mesada para la casa de mi mamá. Mi papá es muy pobre”. Este sueño lo vi hecho realidad acompañada de mis hijos cuando nos invitó a la inauguración de ese logro. A mí en particular me pidió que la acompañara a ver el proyecto donde le estaban vendiendo, y tuve la gran oportunidad de verlo desarrollar, contagiada claro está por la alegría de ella.

Mamá en nuestro país es una figura que hay que respetar y honrar, aun ya fallecida, ¡Ay de aquel que se atreva a mencionar y tocar su nombre con algo que le manche, como suelo decir, “ni con el pétalo de una rosa”!

Comenzamos mayo, Mes de las Madres, y nuestro último domingo es el día oficial de ellas. ¡Enhorabuena!

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