Escuchaba con interés al editorialista, quien con voz grave y enfática continuaba sus palabras…

“Este programa durante su trayectoria se ha opuesto a todas las injusticias…

“Pues las hemos enfrentado…

“Se trata del empresario Felipe Auffant Najri, miembro de una familia que ha trabajado tenazmente durante años…

“Este empresario ha denunciado la importación de productos a precios que debemos calificar de ridículos….

“Estamos ante un flagrante caso de dumping, que puede llevar a la mismísima quiebra a la empresa de este empresario y dejar sin trabajo a cientos de trabajadores…

“¡Las autoridades! ¡Las autoridades!…”

Este editorial es todo ficción y, sin embargo, es totalmente cierto…

Pues para enfrentar un problema tan grave, cualquiera de nosotros acudiríamos a un medio noticioso, a un bufete de abogados o a una agencia de relaciones públicas.

Y sin embargo, todos miramos indiferentes ante cientos de casos de este tipo, que ocurren diariamente en plena luz del día, en cada esquina de Santo Domingo.

¡Y que poco nos importa! Pues no nos toca a nuestros bolsillos. ¡Nuestros sagrados bolsillos!Pues, en nuestra sociedad tenemos ideas muy claras sobre aquello que es profano, o sagrado. Y los intereses de cada uno de nosotros son asuntos sagrados. No obstante, ¡que indolentes somos cuando les toca a otros! Y sobre todo, si esos otros son los más pobres y vulnerables.

La realidad es que en el país operan ONG que proporcionan todo tipo de productos libre de costo, a todo tipo de vendedores ambulantes, por demás ilegales, que lenta y sistemáticamente han ido desplazando a los vendedores dominicanos, vencidos por una guerra comercial de unos carritos-paleteras repletos de productos. Siendo así, los pobres dominicanos han sido desplazados, por no decir, aniquilados económicamente, y ya no se ven en las calles….Estas mismas ONG extranjeras también tienen versiones más sofisticadas, pues facilitan pequeñas camionetas repletas de frutas, y se repetirá la misma historia. Pronto no habrá un solo dominicano vendiendo frutas…

Hay que tener una “humanidad” muy perversa, para venir a un país pobre en calidad de ONG “humanitaria”, no para ayudar a los numerosos pobres del país anfitrión, sino, por el contrario, para hacerle la guerra comercial. La semana pasada vimos a la gente de La Ciénaga con el agua al cuello. Pero eso, ¿a quien le importa? No a las ONG que han venido a aniquilar a esos pobres dominicanos que tienen el agua al cuello, para que se terminen de ahogar y el río Ozama se los lleve al mismísimo mar…Y cuando se los lleve el río, nadie les escribirá….Pues, en esta sociedad, sumida en una cobardía moral, a los pobres no hay quien les escriba.

Posted in Opiniones

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas