En los últimos meses, cientos de dominicanos han encontrado una nueva vía para llegar a territorio norteamericano.

Una vía nueva, pero no menos peligrosa que las inseguras “yolas”, en que desde hace años se aventuran y han perdido la vida miles de quisqueyanos en su afán por alcanzar el anhelado sueño americano.
En este nuevo sendero, el puente no es Puerto Rico, si no El Salvador y México.

La travesía es más larga, porque primero, deben viajar en avión hasta Guatemala, país al cual se puede visitar sin necesidad de tener visa.

Eso sí, los “turistas”, deben presentar solvencia económica, que garantice la cobertura de su estadía en ese país o El Salvador.

Aunque desde hace meses los dominicanos y otros extranjeros, están viajando a Guatemala y El Salvador, para llegar al paso fronterizo entre Estados Unidos y México, es en las últimas semanas cuando las autoridades de estos dos países han encontrado la causa del incremento de los viajes, principalmente desde el Aeropuerto Internacional de Las Américas, y han comenzado a poner restricciones.

Ahora no están siendo admitidos si no demuestran que son en verdad turistas o que viajan por cuestiones de negocios.

Sin embargo, toca preguntarse ¿Cuánto tiempo tendrá esta práctica o cuántos han realizado esta peligrosa y larga travesía, cuántos habrán tenido éxito, cuántos no vivieron para contarla?
En este viaje no se enfrentan a la furia despiadada del Canal de la Mona, pero atraviesan la peligrosa, e inhóspita selva amazónica.

No corren el riesgo de que el “capitán” de la embarcación los lance al mar o les dé un par de vueltas mar adentro y luego los haga desembarcar en Puerto Rico, cuando en realidad están en una de las playas de Puerto Plata, pero en esta nueva aventura, están a merced de la piedad de un desalmado “coyote”.
Es verdad que todo el mundo tiene derecho a buscar su mejoría, pero nunca a riesgo de su propia vida, ni al margen de las normas y los lineamientos de la ley.

En realidad, con el afán de muchos de “echar un pie y caer de aire en Nuebayol”, como decía el famoso personaje Balbuena, creado por el inolvidable Luisito Marti, mucho duraron los dominicanos para buscar otra puerta de entrada y mucho tardaron las autoridades en ponerle freno a esta situación.

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