Cada vez, más personas permiten que sus inseguridades, miedos y frustraciones, le ganen la batalla.
A veces las situaciones no son tan difíciles, pero esa práctica recurrente de ver solo lo negativo, esa mala actitud de darse por vencido antes siquiera de intentarlo, no nos deja ver todas las opciones que se nos presentan para salir no solo airosos, sino fortalecidos de ciertas adversidades.

De esta misma manera, permitimos que una sola cosa mala opaque muchas otras buenas. Al magnificar lo malo reducimos a escombros todo lo bueno que construimos, al tiempo que descalificamos todo lo que nos costó alcanzar aquello que conseguimos.

La vida es un tesoro, un premio que llega acompañado de una alta dosis de todo tipo de sentimientos.

Es un trayecto que debemos transitar conscientes de que no siempre el camino será perfecto, sin hoyos, sin piedras que nos hagan tropezar, sin charcos que nos obliguen a ensuciarnos o a saltar, sin reductores que nos obliguen a bajar la velocidad. No podemos creer que siempre seremos llevados en los hombros de papá, pues llegará un momento, cuando tendremos que soltar las manos de nuestros padres para seguir nuestra propia senda. Debemos estar preparados para el porvenir
Debemos hacer frente a aquello que no nos gusta con coraje, con valentía y decisión, así como debemos recibir todo lo bueno con alegría y con humildad.

Por nuestro propio bien y por el de todo aquel que nos ama, por aquellos que por una u otra razón están cerca de nosotros, dejemos de permitir que un solo error, que una sola cosa negativa le quite el brillo y la belleza a aquello que tenemos y con lo que otros serían inmensamente felices.

Posted in Mi Tiempo

Más de opiniones

Las Más leídas