El vapor de agua que se produce por la acción de la radiación solar actuante sobre la superficie del salado mar, siempre se eleva gracias a su bajo peso y asciende hasta niveles medios y altos de la troposfera que se extiende hasta los 15 kilómetros de altura, y allí flota en forma de blanca nube hasta que se junta con otras micropartículas de vapor de agua para formar gruesas gotas que al alcanzar mayor peso son atraídas por la fuerza gravitacional que ayuda a generar la lluvia torrencial que aporta el agua dulce necesaria para el desarrollo de la vida en nuestro espacio terrenal; pero, fruto del cambio climático, en lo adelante las lluvias desprendidas desde las nubes tendrán períodos de tanta abundancia que terminarían generando daños agrícolas y urbanos en aquellos territorios donde no hayan grandes reservorios para almacenar parte importante de esas lluvias diluviales, aunque debiendo estar conscientes de que luego de esos períodos diluviales tendremos largos períodos de sequías estacionales.

Y si bien es cierto que para principios del pasado siglo era imposible establecer con precisión los períodos de lluvias torrenciales y las posteriores sequías estacionales, el actual avance científico y tecnológico permite manejar modelos de pronósticos que se acercan a la realidad meteorológica regional, y fue así como en la primera semana de agosto del pasado año 2018 publicamos un artículo en este periódico elCaribe, titulado “Amenazas de una nueva sequía”, el cual dio motivo a que el ministro de Agricultura Osmar Benítez, preocupado por la realidad que advertíamos, nos invitara para que en fecha 13 de agosto de 2018 le acompañáramos a una reunión con el Presidente de la República Danilo Medina, y con directores de instituciones del sector agropecuario, a los fines de analizar, desde el punto de vista científico, las lluvias caídas durante los primeros 7 meses del año 2018, los volúmenes de aguas acumuladas en las represas, y las perspectivas de sequías, reunión en la que nos tocó exponer las proyecciones de sequía severa que tendríamos en todo el Caribe, Centroamérica y Rep. Dominicana para finales del año 2018 y primera mitad del 2019.

Al final de esa importante reunión de análisis y planificación, el Presidente de la República Danilo Medina, de común acuerdo con el ministro de Agricultura Osmar Benítez y con el director del INDRHI Olgo Fernández, decidió que desde ese mismo momento todas las instituciones gubernamentales que inciden en el agro debían entrar en un proceso de racionamiento del agua disponible en los embalses de las represas, a los fines de poder cubrir los requerimientos de los acueductos y los canales de riego hasta que concluyera esa larga sequía que estimábamos duraría hasta el 14 de mayo 2019, decisión que fue inmediatamente comunicada a todo el país desde la sala de prensa del Palacio Nacional, a los fines de que los productores de arroz tuvieran conocimiento de que no se autorizaría la tercera siembra de arroz.

Posteriormente, en fecha 14 de marzo 2019, se produjo una nueva reunión presidencial de seguimiento a la sequía, en la cual el Presidente de la República Danilo Medina, en compañía del ministro de la Presidencia y del ministro Administrativo de la Presidencia, recibieron al ministro de Agricultura, al ministro de Medio Ambiente, a los directores del INDRHI, INAPA, CAASD, EGEHID, ONAMET, CEA, Plan Social, Comedores Económicos; Asesor Científico del Poder Ejecutivo, y líderes del Plan Sierra, para evaluar la efectividad de los planes que para atenuar los efectos de la sequía habían sido adoptados desde el 13 de agosto de 2018 hasta marzo 2019, los impactos que había producido la sequía en la agricultura, la ganadería y los acueductos, y las proyecciones de la sequía restante hasta el 14 de mayo 2019, y donde al final el Presidente solicitó que se informara al país, vía rueda de prensa desde el Palacio Nacional, que para esos 60 días restantes de sequía nos quedaban 570 millones de metros cúbicos de agua en los embalses, volumen que podría ser suficiente si se restringía todavía más el riego y se invitaba a la población a racionar el agua escasa, iniciándose de inmediato una campaña de información, vía la Dirección de Comunicación de la Presidencia, para que la población racionara el agua hasta que llegaran las lluvias esperadas para el 15 de mayo, y así fue, la población cooperó, economizó agua en los acueductos y en los canales de riego, y justo al llegar el 15 de mayo llegaron las lluvias anunciadas en fecha 14 de marzo cuando dijimos desde el Palacio Nacional “todavía nos quedan 60 días más de sequía”, y al llegar las lluvias todavía quedaban 400 millones de metros cúbicos de agua en las represas, y como desde entonces no ha parado de llover, las represas han subido de nivel.

Haber salido bien de esta terrible sequía, es una demostración de que si hay la debida planificación científica para el uso del agua, podemos salir bien de cualquier otra sequía, siempre y cuando se utilice la ciencia y la tecnología, y se cuente, como ahora, con funcionarios verdaderamente preocupados por el bienestar del pueblo dominicano.

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