Un tradicional cocinero de familia italiana quiso compartirme el secreto guardado por generaciones para su insuperable y duradera salsa de tomate casera. Explicaba que la durabilidad de ésta no era producto de aditivos químicos, sino de un lento proceso de cocción más un delicado proceso de envase al vacío, de modo que, sin la presencia de oxígeno u otros elementos extraños, su pureza, frescura y longevidad estaban garantizadas. Del mismo modo, el proceso divino exige un vacío absoluto de nosotros para que su amor se instale en el corazón con efectos perfectos y duraderos. Llenarte de Dios significa desarraigar el ego. Tu cambio no ha sido pautado para lo pasajero, si el proceso duele, cuesta y tarda, entonces entiende que Dios, el experto, ordena, perfecciona y trabaja para bendecirte.

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